El producto importado representa el 11 %; esto es once de cada 100 litros de cerveza que se consumen en el país.

Cerveza, de lo artesanal a lo premium

El año pasado, la facturación de la cerveza de malta importada creció el doble, al alcanzar los $ 6,3 millones.

Sin alcohol, con malta, de trigo, y ahora, frutales o caramelizadas. La diversidad en la oferta de cervezas viene ganando en los últimos meses mayor notoriedad en supermercados, bares y restaurantes del país, en un mercado que se ha vuelto más accesible y donde el consumo también es creciente.

Atrás quedó el tiempo en el que las perchas solo cabía espacio para las marcas tradicionales. Hoy la industria local se la juega con la presencia de una docena de marcas importadas, que en los últimos meses llegan principalmente de Europa. Solo en el último año, según las cifras del Banco Central del Ecuador (BCE), la facturación de la cerveza de malta importada alcanzó los $ 6,3 millones, el doble de lo registrado en el 2016. La liberación de las importaciones, tras el desmonte de las salvaguardias, atrajo el arribo de una docena de marcas en un mercado local que hace cinco años ha ido sembrando nuevas expectativas de consumo. “Con la introducción de la cerveza artesanal, el paladar del mercado ecuatoriano ha ido probando sabores nuevos. Eso es lo que ha ayudado a generar cultura cervecera en el país”, dice un representante de supermercados La Favorita (de las cadenas Supermaxi, Megamaxi, Akí), quien considera que esto es lo que ha impulsado a que el consumo se expanda a otras alternativas que hoy fortalecen la oferta premium, bajo distintos estilos que apuntan no solo a la calidad sino a una diversidad de sabores. Hay algunas que rompen esquemas al mezclar el tradicional sabor de la malta con otros ingredientes como la miel, coco, u otras frutas como el durazno, frambuesa o cereza.

La cerveza europea es una de las tendencias que está apoyando al crecimiento de la categoría en general. Entre las nuevas marcas que arribaron este año están Ladenburger, Oettinger y Hoffbrau Munchen de Alemania; Timmermans de Bélgica y Brok de Polonia. Para los dueños de los supermercados, tanto las artesanales como las importadas han llenado un nicho de sabores y gustos que, por su volumen en ventas, consideran que aún no son una amenaza para las cervezas tradicionales.

Al pie de las perchas quien se deleita es el habitual consumidor de esta bebida que en el país llega a mover $ 1.600 millones al año. Entre ellos está Christopher Ticina, quien cree la presencia del producto importado le generará nuevos retos a la industria local. “Es bonito ver que Ecuador se está contagiando por las ganas de tener un mercado más desarrollado, y esto es algo que hemos notado con la variedad de oferta artesanal que hoy en día tenemos. Pero no hay duda de que aún nos falta, y en ese sentido, el arribo de marcas extranjeras permitirá generar una competencia que hará que la industria quiera ajustar sus fórmulas para mejorar”.

Una ‘reliquia’ de ocho generaciones en el país

Por su tradición y prestigio mundial, la cerveza alemana es una de las que más fronteras internacionales ha cruzado y, en ese apego por llegar a nuevos nichos, pisar Ecuador no ha sido la excepción.

Desde el año pasado, la vigencia de un acuerdo comercial con la Unión Europea impulsa a nuevas marcas a seguir ese objetivo. Entre ellas: Ladenburger, el fruto de una empresa que tiene 229 años de vida en Alemania, y que hace dos años inició un proceso de internacionalización.

Un nuevo reto que hoy está en manos de su CEO, Karl Ladenburger, un maestro cervecero que este mes visitó varias ciudades del país, para hacer la presentación oficial de su cerveza en este mercado, el primero de Latinoamérica (antes de arribar a Perú). Él es parte de una octava generación familiar que ahora busca comercializar en el mundo parte de los 14 diferentes estilos de cervezas que ha creado y que les ha permitido ganar 11 medallas (la mayoría de oro) en la World Beer Cup y en la European Beer Star, los dos más importantes concursos que premian la calidad de la industria cervecera a nivel internacional.

Karl, quien desde muy pequeño se embelesaba por los diferentes aromas y sabores de esta bebida, se anima a hablar de las características de su oferta. Destaca la Weizenbock, una cerveza de trigo, con ocho grados de alcohol que hoy constituye uno de sus productos estrella. O la Hefeweinzen, una bebida rubia, ligera, con toques frutales; o, por qué no, la Dunkel, una cerveza obscura y rojiza a la vez, con su cuerpo de malta, pero fácil de tomar. Alternativas que, dice, ya se están comercializando en el país y que prometen cautivar al paladar ecuatoriano.