Ritual. Los Yachas o maestros sanadores tocan sus instrumentos y cantan sobre la iguana hecha de tierra.

Ceremonia tsachila para pedir paz a la To ayan

Los únicos sonidos que se escuchan en el ambiente son los que producen aves e insectos, y bajo la luz de las velas, los tsáchilas se congregaron para sellar su pedido de paz a la “madre tierra”, que ha calmado su furia, los temblores han ido disminuyen

Los únicos sonidos que se escuchan en el ambiente son los que producen aves e insectos, y bajo la luz de las velas, los tsáchilas se congregaron para sellar su pedido de paz a la “madre tierra”, que ha calmado su furia, los temblores han ido disminuyendo, tal como se lo solicitaron.

Han realizado dos ceremonias de tres días cada una, que se desarrollaron después del sismo del 16 de abril, por la asociación de chamanes y naturistas de esta nacionalidad.

Pero para que la To Ayan (madre tierra en tsafiqui) deje de temblar por completo, 16 chamanes de las siete comunas tsáchilas se han concentrado por última ocasión en la Aldea Colorada, de la comuna Peripa.

Desde la noche del miércoles pasado, sus participantes se retiraron a la quietud de la naturaleza, alejados de todo lo mundano para estar en contacto con la To Ayan e implorarle que de una vez por todas desista de descargar su ira contra sus hijos, que la habitan.

El silencio de la selva solo es interrumpido por los mismos chamanes con sus ruegos a la tierra para que ya no los castigue. Luego de más de 24 horas de rezos y meditación, el espiritu de los tsáchilas no decae.

Con sus torsos desnudos, el achiote en su cabello y el ‘manpa tsampe’ vestimenta de rayas negras y blancas para los hombres, se unen para abogar ante los dioses por toda la humanidad.

Jaime Aguavil, reconocido chamán tsáchila y sus compañeros entonaban cánticos ancestrales en su lengua nativa, entre frases pedía “ya no más ira”, “ya calma madre tierra”.

Levantaba su mano izquierda hacia el techo, y con la derecha golpeaba el suelo con una lanza, mientras gritaba fuerte, como si esperara que lo oyeran en el cielo.

Sus compañeros sacudían enérgicamente ramilletes de bejucos, mientras otros daban ritmo a sus súplicas con los tambores, alrededor de la To Ayan, que simbolizan en un lagarto de medio metro de longitud, elaborado por todos los chamanes con barro de la localidad.

Ayer, la ceremonia continuó con la preparación e ingesta de ayahuasca. Durante la noche y madrugada, los sabios tsáchilas meditarán en un estado de conexión espiritual con sus ancestros y la tierra.

Dentro de sus creencias y costumbres, a través de la meditación y las visiones, la nacionalidad recibe mensajes y respuestas de la To Ayan. Esta ocasión esperan que se confirme que no habrá más temblores y que los ecuatorianos puedan progresar. (F)