Estado y catastrofe

Señalaba Aristóteles que “nada comunica mejor que la verdad”, diferente a las oficiales y oficiosas que nos transmiten los aprendices goebbelianos desde el poder. Entre el 16A hasta la fecha, con el arribo del caudillo, se produce en la conducción del posterremoto el posicionamiento de un nuevo esquema de manejo de crisis a base de una única cabeza, con la sucesión temporal de tres responsables provinciales (Glas, Patiño y, ahora, Navas) y otros funcionarios por áreas territoriales afectadas (Glas en Manta, Bernal en Portoviejo, Serrano en Pedernales, Pabón en Canoa-Jama y Alvarado en Chone), como representantes del Gobierno al más alto nivel; “superpuesto pero coordinando” con los COE Nacional, provincial y cantonales que impulsan operativamente todos los programas y protocolos en ejecución de la primera etapa para enfrentar la tragedia, ya concluida.

Con un movimiento telúrico de magnitud de 7.8, los resultados de la catástrofe son, al 28 de abril, según la SNGR: 659 muertos, 42 desaparecidos, 6.804 familias albergadas, conformadas por 29.067 personas (solo de Manabí 24.117); se movilizaron 1.150 médicos, que han enfrentado 30.073 atenciones sanitarias. Senplades señala 6.990 edificaciones que se han destruido en las zonas afectadas. Las pérdidas se elevan entre 3 mil a 4 mil millones de dólares.

No se puede desconocer la existencia de descoordinación y errores que se han producido durante estas dos semanas, como las quejas de los damnificados, particularmente en la entrega de vituallas y agua, pero pensamos que se han venido corrigiendo paulatinamente en esta primera etapa.

Se debe reconocer que entre 1998 y 2016 sí se ha producido un aprendizaje relativo y básico, pero asimétrico, de normas de gestión y manejo de situaciones de riesgo y desastres; tenemos algunos equipos altamente profesionales como en Cuerpo de Bomberos, Fuerza Pública, Cruz Roja y CTE. Diversa y baja organización al respecto en los diferentes niveles de GAD y, muy elemental, aunque no desconocido, en la población del campo y la ciudad.

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