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Caso Buena Fe: el sospechoso se acogio al derecho al silencio

Expertas analizan el caso de la niña asesinada en Buena Fe, Los Ríos. Una de ellas asegura que el agresor pudo sentirse expuesto y la silenció.

El velorio se llevó a cabo en la casa de la abuelita de la menor.

A diferencia de otros casos, este tuvo un desenlace fatal. Alicia (nombre protegido) fue violada, estrangulada y colgada de un árbol de mangos. El sospechoso es su propio padre, quien está detenido en una cárcel de Los Ríos.

EXTRA consultó con expertas para analizar el perfil de una persona que abusa sexualmente de alguien de su familia.

Virginia Gómez de la Torre, directora de la Fundación Desafío, que lucha por los Derechos de las mujeres, dice que los casos de violencia sexual en menores de edad son muy comunes.

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Algo parecido ocurrió en diciembre de 2017, cuando Emilia, de 9 años, fue secuestrada en los exteriores de una escuela en Loja y trasladada a un hotel. Allí fue violada y asesinada. En esa época, el Ministerio del Interior presentó un protocolo para tratar este tipo de casos y efectivizar el tiempo de respuesta. Lo bautizaron como Alerta Emilia.

Aun así, la violencia sexual en contra de las niñas no ha disminuido. Según Gómez de la Torre, en Fiscalía, se receptan nueve denuncias diarias por violación a menores de edad. “Se ha naturalizado la violencia”, insiste. Ella asegura que la relación de poder –del padre con la niña– no es un acto fortuito, sino una forma de dominio premeditado.

No se atreve a especular sobre las causas que habrían llevado al investigado a matar a su víctima, pero de lo que sí está segura es de que no tiene que ver con el temor de que lo acusara. “Quizá ella intentó resistirse y eso le molestó, pero es difícil saberlo”, aclara.

Silencio

El padre y sospechoso de la violación con resultado de muerte fue detenido y cumple prisión preventiva. Se acogió al derecho al silencio.

Otro enfoque

Monserrath López, perito en psicología clínica en el departamento de Medicina Legal de la Policía, sí contempla la posibilidad de que el sospechoso se haya sentido descubierto como para “desaparecer la prueba”, es decir a su hija.

“Es el descubrimiento del secreto familiar. Es el verse atrapado en la verdad, no lo hace por ira. Es una patología”, precisa.

Dentro del perfil del abusador se puede encontrar un patrón simétrico, es decir elige a sus víctimas en un rango de edad. Esto abre la posibilidad de que en un hogar en el que existen más hermanas, también sean agredidas. “Si el abuso empezó con la mayor a los seis años, es probable que se repita con la menor”.

Los manoseos y tocamientos se normalizarían por la precariedad y hacinamiento.

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El caso

El 20 de diciembre en el cantón Buena Fe, Los Ríos, la menor de 10 años fue encontrada por una de sus hermanas suspendida de un árbol. Lo que en un principio se trató como suicido fue más tarde descartado con el protocolo de autopsia. La niña tenía signos evidentes de una agresión sexual. (AAM)

La madre

Pudo saber lo que pasaba

La perito resalta que es sumamente difícil que la madre de la menor no haya sabido sobre lo que ocurría, especialmente porque el abuso sexual tiene indicadores físicos y emocionales muy notorios.

Sin embargo, en ocasiones las progenitoras también son sometidas por los agresores, quienes ejercen violencia física, psicología y sexual sobre ellas. O temen alejarse de la persona que provee en el hogar por no saber cómo mantener a sus hijos. “Por cualquier lado es igual una víctima”, refiere.

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Tanto Gómez de la Torre como López coinciden en que la familia extensiva (tíos o abuelos) serían los más adecuados para hacerse cargo de las niñas, pero no siempre cumplen con los requisitos.

La madre y hermanos de Alicia fueron llevados a una casa de protección por la Fiscalía.