Uno en casa, otro en el plantel
Esta dualidad se da cuando los límites en uno de estos contextos no están bien definidos. En adolescentes es más evidente.
Antonio y Beatriz no querían creer lo que la maestra les decía: que su hijo Rafael, de 9 años, le pone apodos a sus compañeros y no para de hablar dentro del aula, al punto de interrumpir las clases. En su hogar al parecer el pequeño es todo un caballero.
En casa de los Torres pasa lo contrario, Fiorella, de 4, desobedece cuanta regla le fijan; sin embargo en su escuela es la reina de la buena conducta. En ambos casos, surge la misma interrogante en los padres, ¿por qué son diferentes en cada ambiente? La orientadora familiar Teresa Saldarriaga manifiesta que al existir diferentes contextos, se establecen distintos límites, por eso se requiere las 3 C: Coherencia, Constancia y Consistencia al aplicar las normas en los dos entornos.
“Por lo general en el colegio las reglas son claras, estrictas y se evalúa el cumplimiento. En casa no siempre es así, la flexibilidad o la ausencia de estas, permiten casi cualquier comportamiento”.
Conductas comunes
Tratar de llamar la atención con agresividad (por falta o exceso de cariño), no obedecer consignas, manejar situaciones a conveniencia y, en adolescentes, el uso de alcohol y drogas. Dentro del salón podrían usar malas palabras o abandonar el aula, etc.
Se puede dar en todas las edades, pero es más frecuente en adolescentes, ya que por su proceso de crecimiento están expuestos a varios cambios que comprometen sus respuestas emocionales y conductuales.
“Hay que ver si en realidad es distinto en cada lugar, o lo diferente es el poder que adquiere cuando está en grupo. La seguridad de la compañía le permite atreverse a acciones no imaginadas cuando está solo”.
Lo ideal
- La observación ayuda a detectar comportamientos que puedan agravarse y perturbar el ambiente familiar o escolar. Está a tiempo de recordar o imponer normas de convivencia adecuadas a la edad y velar su cumplimiento, así se controla cualquier situación.
- Se dice que se educa en casa y se aprende en el colegio. Lo esencial es que padres y docentes tengan una buena comunicación para así encontrar las causas del problema, llegar a un acuerdo a la hora de establecer límites y haya equidad en la comprensión del conflicto y las medidas para resolverlo.
- Háblele de la toma de decisiones y aceptar sus consecuencias.
- Si no sabe cómo proceder, consulte a un experto en orientación.