Cartas violadas

¿Se acuerdan de los telegramas y los telefonemas cuyos contenidos había que elaborar con economía de texto ya que cada mensaje se cobraba por el número de palabras usadas? Pues bien, la nueva tecnología de la comunicación los ha eliminado, con una informática de punta que amenaza incluso con hacer desaparecer al clásico libro y hasta los periódicos y revistas.

El uso de cartas o misivas que se usaban y aún se usan, aunque en menor número, para enviarse mensajes entre dos personas, también parece que ha entrado en decadencia porque la misma acción de escribir con pluma, lápiz o esferógrafos, como que se nos está volviendo obsoleta, ya que la gente se comunica entre sí por medio de redes sociales o de los teléfonos celulares, algunos con alcance internacional. En el pasado existió el género epistolar, que pertenecía a la Literatura, recordando el intercambio de cartas entre grandes escritores, que luego fueron recopiladas en libros, como las que intercambiaron Henry Miller, Lawrence Durrell y Alfred Perlès, que aparecen en la obra Arte y ultraje, o las epístolas cruzadas entre Paul Claudel y André Gide o, en nuestra América, las misivas que se enviaron Benjamín Carrión con la premio Nobel de Literatura, la poetisa chilena, Gabriela Mistral.

Los correos, por esta decadencia a que los condena la modernidad tecnológica, siguen sirviendo todavía, pero cada vez con menos usuarios. Sin embargo, tal vez por ello, los funcionarios de este servicio han decidido ejercer un terrible control sobre todas las cartas que pasan por sus manos, violando esa correspondencia con el argumento de que es prohibido enviar dinero dentro de los sobres. Además, han subido los costos (usando estampillas, se supone) y, lo más grave, que cada carta se demora en llegar a su destinatario, en lo internacional, de 8 hasta 15 días. Por supuesto que resulta todo un absurdo mandar dinero por correo existiendo los giros bancarios, que son más rápidos y seguros.

Un amigo me contó que una carta que envió a la ciudad peruana de Piura le fue devuelta porque desde el Correo le exigían que a más de la dirección también haga constar en el sobre el número del celular del destinatario. ¿Absurdo, verdad?

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