Cartas de lectores

Un invierno sin lluvias

Ya estamos a poco de terminar febrero y el fenómeno de El Niño no aparece en el litoral ecuatoriano. A Dios gracias que esto no ocurre pese a los vaticinios y advertencias de entidades especializadas. Al parecer la naturaleza no ha querido ensañarse con nuestro país. Lo raro en todo esto es que ni siquiera en nuestro habitual invierno se han visto lluvias en la Costa. Tan solo un par de veces cuando las precipitaciones inundaron varios sectores de Guayaquil, por ejemplo. Sin embargo, en las noticias informan que en el centro de Perú las lluvias torrenciales continúan castigando sus tierras desde hace un par de semanas en forma ininterrumpida.

Lic. Juan Vargas

Mirando el maniqueísmo del siglo XXI

La ‘lucha de contrarios’ de Marx es una adaptación moderna de la creencia maniquea, según Barthes. El maniqueísmo fue una religión persa del siglo III obra de quien se consideraba ‘el profeta final’. En este delirio apocalíptico la lucha entre el bien y el mal es irreductible.

Para los maniqueos, señor Director, el hombre es un ser sin libre albedrío por estar partido en dos: “Su alma fue creada por Dios, pero su cuerpo por el demonio”.

Esta fue la base moral de la política del “divide y reina” concebida por Maquiavelo. ‘El dinero es una creación diabólica”, repetía Marx en sus cartas a Engels.

Paul Tapia Goya

Un inicio con tropezones

Con pocos bríos empezó para los cuadros ecuatorianos la Copa Libertadores, el torneo más importante del calendario futbolístico a nivel de clubes en Sudamérica. El Emelec cayó ante el Pumas de México aunque demostrando mucho oficio y el Independiente perdió dos puntos como local ante el Colo Colo chileno.

Habrá que esperar los partidos de vuelta para saber ni nuestros equipos pasan a la otra etapa del campeonato. Aspiramos a que el Emelec dé vuelta al resultado ante los mexicanos y que el Independiente en Santiago de Chile dé la sorpresa pues tiene un buen elenco de jóvenes jugadores.

José A. García.

Jornada laboral de seis horas

Hasta hace poco se hablaba del ‘milagro ecuatoriano’ y de las envidiables condiciones en que se encontraba la economía de nuestro país. Pero, tan pronto se desplomaron los precios del barril de petróleo nos encontramos con una situación diametralmente distinta. Se desnudó la verdadera condición en la que nos encontrábamos. Ahora hasta se habla de reducir la jornada laboral de 40 a 30 horas semanales para contribuir al sostenimiento de las empresas que están pasando por una situación difícil y evitar, de esa manera, que los trabajadores pierdan sus empleos. Ojalá, salgamos de esta crisis cuanto antes porque no sabemos hasta cuándo aguantarán nuestros bolsillos.

Diana Cascante