Carta de Esculapio IV

Cuando a costa de muchos esfuerzos hayas prolongado la existencia de algunos ancianos o de niños deformes, vendrá una guerra que destruirá lo más sano y robusto que hay en la ciudad.

Entonces te encargarán que separes los débiles de los fuertes, para salvar a débiles y enviar a los fuertes a la muerte.

No faltarán los miserables y abyectos que buscarán llevarte ante las cortes para acusarte de negligente y culpándote de hechos circunstanciales o imprevisibles, llenar de monedas sus arcas a costa de tu abnegación y sacrificios.

Piénsalo bien mientras estás a tiempo.

Pero si, indiferente a la ingratitud, si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido, sin ilusiones, si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, hazte médico, hijo mío.

Me he permitido atraer la atención de los distinguidos lectores de Diario EXPRESO para como médico, hacerles conocer el pensamiento de este gran exponente de la mitología griega, conocido como Asclepio, y como Esculapio para los Romanos.

Fue el Dios de la medicina y se hizo famoso, llegando a él gente enferma de todo el mundo antiguo para ser curada.

Diáfanamente, revela Esculapio en su carta las dificultades y vicisitudes que enfrenta un ser humano cuando decide ser médico, resaltando en su crónica, cuán ingrata será su existencia y el poco o nulo agradecimiento que generará con sus acciones.

Visionario, menciona la persecución del médico y vaticina cómo en Ecuador esta se cristalizaría con la elaboración del Código Orgánico Integral Penal -COIP-, en donde de la manera más injusta, se pretende sindicar al médico como un vulgar delincuente, frente a hechos que se presentan, los que derivados de la genética o de la idiosincrasia personal, escapan de la capacidad del médico para enfrentarlos y controlarlos.

¡Los médicos exigimos respeto!

Y sigo andando...

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