Un carrusel de emociones

Un carrusel de emociones

Ni los 32 grados centígrados que se sintieron ayer en Guayaquil, o la lluvia de Quito, y menos aún la hora del partido que coincidió en la mitad de la jornada laboral, impidieron que los ecuatorianos sufran, se “coman las uñas” y festejen en lugares de

Ni los 32 grados centígrados que se sintieron ayer en Guayaquil, o la lluvia de Quito, y menos aún la hora del partido que coincidió en la mitad de la jornada laboral, impidieron que los ecuatorianos sufran, se “coman las uñas” y festejen en lugares de concentración masiva el empate de la selección nacional ante Bolivia. Y sí que valió la pena. Ecuador se mantiene en fase de clasificación al Mundial de Rusia 2018 tras el empate a 2.

En Guayaquil, la explanada del Centro de Convenciones Simón Bolívar fue uno de los puntos de encuentro neurálgicos. Hubo oficinistas que se escabulleron entre los asistentes para no ser identificados y hasta estudiantes de colegio que “alargaron” su jornada de clases; cualquier excusa era válida para apoyar a la Tricolor.

Y es que el inicio dejó ver a una hinchada ilusionada, hasta que los dos goles bolivianos rompieron los sueños. Cayó como un balde de agua fría. La risa y aplausos de aliento se transformaron en rostros desencajados y de pesar.

Los nerviosos fumaban impetuosamente, mientras que los optimistas pedían otra cerveza para calmar la ansiedad. El alma les volvió al cuerpo a todos con la remontada. Ecuador sigue con los sueños intactos.

Si eso pasó en Guayaquil, el mal tiempo conspiró en Quito. Antes del juego una fuerte lluvia cayó en la capital. Fue el principal obstáculo para que los aficionados no lleguen masivamente, como en otras ocasiones, a la Plaza Foch, norte de la urbe. Aquí es el sitio tradicional donde los quiteños se dan cita para vivir por televisión los partidos de la selección nacional.

Los dueños de los bares del sector se esmeraron para decorar con globos y banderas tricolores sus negocios. Por el encuentro de fútbol hubo promociones especiales de bebidas.

Esteban Villacís, William Terán y Elizabeth Muñoz, desafiaron al mal tiempo y llegaron cinco minutos antes del pitazo inicial. Ellos lucían la camiseta de la Tri y se acomodaron en la primera mesa, cerca del televisor de 50 pulgadas.

“No es lo mismo ver en la casa solo, que con los amigos”, dijo a EXPRESO Terán.

La preocupación pronto invadió el lugar. No solo fue por el gol prematuro de los bolivianos, sino también porque Ecuador no jugaba bien y le costaba llegar con peligro. “Vamos Ecuador al empate”, gritó con furia un aficionado.

Como arte de magia cambió el tiempo y salió el sol. Pero, el ambiente se volvió otra vez gris con el segundo tanto local.

Los aficionados pasaron de la tristeza a la felicidad con los dos goles de Enner Valencia en el segundo tiempo. CFH/MOL