Penurias. Tiendas de migrantes en una acera de París, donde las autoridades afirman que serán evacuados.

Las carpas aparecen en las calles de Paris

En los barrios del norte de París, los campamentos informales de migrantes ya han sido desmantelados varias veces. Pero desde hace unos días, tras la evacuación de la ‘Jungla’ de Calais, las tiendas de campaña se multiplican en las calles de la capital

En los barrios del norte de París, los campamentos informales de migrantes ya han sido desmantelados varias veces. Pero desde hace unos días, tras la evacuación de la ‘Jungla’ de Calais, las tiendas de campaña se multiplican en las calles de la capital francesa.

“Hace tres días distribuíamos entre 700 y 800 platos de comida. Hoy estamos a más de 1.000. No sé cómo vamos a hacer”, comenta Charles Drane, coordinador de la oenegé Adventist Development and Relief Agency (ADRA), que distribuye alimentos a los migrantes en el distrito XIX de París, un barrio popular en el norte de la capital donde se han formado estos campamentos improvisados.

Algunos estiman que estos migrantes vienen del campamento de Calais, en el norte del país, que fue evacuado esta semana. Hasta el domingo, entre 6.000 y 8.000 migrantes vivían en este asentamiento conocido como la ‘Jungla’.

La ministra francesa de Vivienda, Emmanuelle Cosse, rechaza estas afirmaciones: “No hay una llegada masiva de migrantes de Calais a París”.

Al contrario, una fuente policial que trabaja en el norte de Francia afirma que “muchos migrantes van a París” en autobús, tren o coche. “Algunos viajan en vehículos que vienen de París”, señala.

“Es difícil decir de dónde vienen, pero lo que es cierto es que los campamentos están creciendo de forma alarmante”, subraya Violette Baranda, vicealcaldesa de ese distrito. “Hay familias con niños, algunos bebés de pocos meses”.

Las tiendas de campaña, protegidas de la lluvia por lonas, se hacinan a lo largo de más de 700 metros en la avenida de Flandres, en el noreste de París. Se puede ver ropa tendida en cables amarrados entre dos árboles.

Entre los migrantes hay sudaneses, somalíes, etíopes, sirios, libaneses, afganos. “Todos los males del mundo” se concentran aquí, dice Ibrahim Zakaria, originario de Darfur.

En París desde hace un mes, Wahidullah Karimi, un afgano de 26 años que trabajaba como ingeniero eléctrico, espera junto a sus compañeros ser evacuado para “dormir en un lugar cerrado”. “Que nos salven de esta situación”, suplica.

La policía realizaba ayer un operativo de control para verificar la situación administrativa de estas personas.

Como los demás migrantes, un exsoldado del ejército libio de 25 años, que prefiere no dar su nombre, dice soñar con dormir bajo un techo, “aunque sea en un pequeño cuarto con tres o cuatro personas”.

La alcaldía de París, que prevé abrir dos centros provisionales de acogida, promete que estas personas serán evacuadas “en los próximos días”.

Ninguno de los migrantes entrevistados dice haber escuchado casos de personas provenientes de Calais en los últimos días. Pero varios pasaron por allí, como Bokaloi, que llegó a París hace un mes tras pasar 20 días en la ‘Jungla’.

“En Calais no estaba bien, había muchas mafias. Aquí no hay violencia, pero igual es duro”, cuenta este argelino, envuelto en una bolsa de dormir.