
Con capacidad especial para romper sus limites
“El límite te lo pones tú”, dice Daniela Vallejo Godoy, una joven con capacidades especiales de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), que se gradúa hoy como licenciada.
“El límite te lo pones tú”, dice Daniela Vallejo Godoy, una joven con capacidades especiales de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), que se gradúa hoy como licenciada.
Ella tiene un síndrome congénito que afecta de manera parcial algunas funciones mentales y órganos físicos.
Además, como sus padres son de Loja, ella vive sola en una ciudadela de La Puntilla.
El momento que marcó su vida fue cuando viajó a Inglaterra para aprender inglés y conoció a una persona con severos problemas auditivos que estaba estudiando inglés y francés. Fue entonces cuando ella se dijo “¿Por qué yo no podría?”, y decidió que quería seguir estudiando.
Cuenta que fue difícil dejar a sus padres, pero que era una decisión que ella había tomado y no podía echarse para atrás.
Al inicio le fue difícil seguir el ritmo de la Universidad y de sus compañeros, pero gracias a su constancia logró avanzar.
Afirma que al llegar a la Universidad se sintió cómoda, pues si no entendía algo, contaba con el apoyo de sus amigos y docentes, “Mis compañeros son mis ángeles”, dice.
Los profesores aclaran que ellos solo hicieron una parte, ya que fue ella quien nunca faltó o llegó tarde a una sola sesión; y que fue ella quien participó en las casas abiertas de la Universidad y quien se hizo querer por todos sus compañeros.
Aunque en realidad, la institución sí hizo algo. Daniela no informó desde el principio de su condición e intentó seguir un curso regular. Esto le causó problemas en su rendimiento. Entonces, la Universidad analizó el caso y determinó que debían trabajar en conjunto con sus compañeros y familiares para apoyarla en sus estudios.
“A Daniela nunca se le ha regalado un punto”, dice Miriam Mora, psicóloga de la UEES. Ella explica que el esfuerzo y constancia de Daniela son la razón de sus triunfos.
Daniela admite que su condición la ha convertido en un modelo a seguir para muchos. En Loja trabajó en el Centro de Audición y Lenguaje. Cuenta que los estudiantes del centro la tienen como ejemplo, pues aspiran a convertirse en profesionales al igual que ella.
“No hay excusas para no lograr lo que quieras”, dice, e invita a las personas con capacidades especiales a que cumplan con sus metas y no hagan de su condición un impedimento para seguir adelante.
Hoy, después de 10 años de esfuerzo, se gradúa como Licenciada en Educación Especial. Su tesis, por cierto, trató sobre la inclusión de los niños.