Molestias. Moisés Tolentino es uno de los más perjudicados por el intenso ruido que producen las canteras.

Canteras que quitan el sueno

El ruido por los trabajos de explosión y taladro que se realizan hasta la madrugada afecta a los vecinos de varias urbanizaciones de vía a la costa. Piden control.

Para Moisés Tolentino, la guerra terminó hace 40 años, pero los recuerdos de lo que vivió en Vietnam regresan cada madrugada con el ruido de los taladros que trabajan en la cantera que está frente a su urbanización, en el kilómetro 14,5 de la vía a la costa.

Tolentino vive desde hace seis años en Guayaquil. Llegó con la esperanza de encontrar tranquilidad luego de su jubilación militar, pero desde hace un par de meses las consecuencias del trauma posguerra le están pasando factura.

“Yo soy veterano de guerra, era boina verde de los Estados Unidos y esos explosivos me traen recuerdos. Esto viene desde hace muchos meses ya, pero siempre era de día. Ahora el taladro de la madrugada es similar al de una ametralladora. No me deja dormir ni a mí, ni a mi familia”, explica.

Como él, sus vecinos, en la urbanización Vía al Sol, dicen estar cansados de los constantes ruidos que generan los trabajos. De hecho, han realizado una bitácora con los días y horas en las que se generan mayores molestias. También tienen vídeos y audios que grabaron en los últimos días, por si el Municipio les pide pruebas.

Ellos reconocen que las canteras llegaron primero a la zona, pero dice que, cuando les vendieron las casas, les indicaron que los trabajos terminarían en 2015.

“Las explosiones terminan a las 18:00, de ahí empiezan a taladrar las piedras y se quedan hasta las 04:00. Es un ruido insoportable que dura toda la noche.”, dice Carlos Pástenes, otro morador.

Según los vecinos, los ruidos intensos que más les afectan son los generados por la cantera número 10 e iniciaron hace dos meses. Al principio solo se extendían hasta las 23:00 y poco a poco los trabajos se alargaron hasta cerrar cerca del amanecer. El sonido de los taladros se escucha también en Costalmar y Puerto Seymour.

“Por ahora no ha pasado a mayores, pero si las canteras siguen manteniendo los horarios nos vamos a quedar sordos, algunos ya tienen problemas con los nervios. Se supone que hay una ley que regula eso”, precisa Carmen de Sosa.

A lo que Carmen se refiere es a una ordenanza municipal que rige desde mayo de 1985 y en la que se especifica que “los constructores que utilizan maquinaria para el cumplimiento de su trabajo y que producen ruido y vibración que pueden ocasionar trastornos mentales o físicos a los trabajadores y vecinos en general... deberán solicitar el correspondiente permiso al alcalde, quien lo concederá estableciendo el número de horas que debe funcionar la maquinaria, que no debe exceder de 6 horas diarias, divididas en dos períodos de 3 horas cada uno”. Algo que, según los vecinos, no se cumple.

Para mitigar el ruido, los moradores han empezado a cerrar sus ventanas, a prender los aires acondicionados y a mantener alto el volumen del televisor. Algo que para Jorge Valdano, especialista en otorrinolaringología, empeora la situación. “Ahí ellos están enmascarando, pues el ruido que ponen es más alto y es peor para el oído. Definitivamente eso es perjudicial”. El doctor menciona que si el ruido es constante los moradores presentarán deterioros en el nervio auditivo.

Jorge Rodríguez, vocero del Cabildo, explica que los habitantes de las ciudadelas afectadas deben presentar una denuncia formal ante la dirección de Ambiente, pues solo así el departamento podría realizar una inspección para exigirle a la o las canteras que presente un estudio para que se determine la cantidad de ruido que produce. Luego del informe el Municipio podría determinar correctivos o sanciones.

Una asociación de todos los presidentes

Debido a los múltiples problemas que dicen tener los habitantes de las urbanizaciones ubicadas a lo largo de la vía a la costa, hoy, los presidentes de nueve ciudadelas se reunirán para conformar una asociación general.

El objetivo, según Guillermo Ayala, quien preside el comité de Puerto Seymour, es que esa directiva sea la encargada de realizar y gestionar todos los pedidos formales a las autoridades.

“Aquí tenemos problemas con la basura en la vía, con los carros que invaden la ciclovía, con el intenso tráfico hacia Guayaquil, el polvo y ahora el ruido de las canteras. Nos sentimos olvidados por el Municipio”, menciona Fresia Zavala de Alcívar, del comité de Portofino.

Los moradores aseguran que las autoridades a las que han acudido se “lanzan la pelota” entre ellas, deslindando cualquier responsabilidad sobre el control de la vía.

La cita está programada para las 19:00 en el club de Puerto Seymour.