El ‘show’ terminó y su efecto genera dudas. Luego de los 30 días de campaña electoral, según analistas consultados por este Diario, surge la expectativa de los resultados que el trabajo de los candidatos tendrá en la víspera de las seccionales del 5 de febrero de 2023. Trabajo que, según señalan, tuvo poca incidencia sobre los indecisos y que, incluso, orilla a que este electorado vote según la influencia de su entorno.

“Lo ideal es que se contraste el plan de trabajo con las aptitudes de los candidatos, sin embargo, eso no es así cuando las organizaciones políticas exacerban el populismo”, señala Esteban Ron, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Internacional SEK y especialista en temas electorales, quien además destaca que “el efecto generalizado de la campaña fue la dispersión”.

Lectura que comparte Arianna Tanca, analista política, y añade que las seccionales se han caracterizado por el excesivo uso de las redes sociales, pero que “en lugar de convertirlas en una plataforma para conectarse y dar a conocer sus propuestas, los candidatos hacían el ridículo”. Una práctica que, sumado al desconocimiento de los aspirantes sobre la dignidad que pretenden ganar y el exceso de elementos a discernir en los comicios, hace que la indecisión no se reduzca drásticamente.

Pese a ello, Tanca sostiene que el nivel de indecisión previo a una elección suele ser normal por la tradicional proliferación de candidatos (ya sean estos para la presidencia, alcaldías o prefecturas) que tiene el país. Además, señala que la duda que el electorado arrastra, en algunos casos es hasta el mismo día de los comicios, se debe a que “en general la ciudadanía desconfía mucho de las organizaciones políticas y del sistema de partidos como tal; y en ese contexto es entendible que no logre definirse por una candidatura”.

Este escenario, según continúa Ron, no es propicio para un voto informado y orillado a que, a vísperas de las seccionales, el electorado opte por un voto de rechazo. “La dispersión que hay, la falta de elocuencia en los planes de trabajo y las posturas de los candidatos sobre sus propuestas hacen que el votante decida por quién no votar y eso reduce las opciones a tres o cuatro aspirantes”, señala, y sostiene que el resto de indecisos decidirá en el silencio electoral.

“(En el silencio electoral) influyen algunos factores, como el voto familiar, el voto de amistades y, en algunos casos, de una lectura somera a los planes de trabajo”, explica Esteban Ron y señala que eso no descarta que, en otros casos, el electorado decida por quién votar una vez con la papeleta en las manos.

En ese sentido, Arianna Tanca sostiene que “el voto es una de las acciones humanas complejas de entender porque no es totalmente racional o totalmente emocional” y que, además de los factores señalados por Ron, el votante termina apostando por quien tenga una identificación simbólica con él y, en otros muchos casos, “terminan votando por el menos malo”.