Operativo. Boudou durante su detención en su casa de Puerto Madero, un barrio acomodado en Buenos Aires.

Cae en desgracia el ‘amado’ de Cristina

Boudou está acusado de enriquecerse con la compra de Ciccone Calcográfica a través de una operación que presuntamente hizo figurar como responsabilidad de terceros.

El triunfo electoral, hace solo 12 días, de los candidatos de Mauricio Macri al Congreso ha precipitado el calvario judicial del kirchnerismo. Tres días después de las elecciones, un juez ordenó la prisión sin fianza del exministro Julio De Vido, el hombre que durante 12 años manejó el presupuesto de la obra pública desde el Ministerio de Planificación. Al día siguiente, otro juez citó a declarar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en otra causa. Ayer fue el turno de Amado Boudou, vicepresidente durante el segundo mandato de Fernández. La policía detuvo, en pijama y descalzo, a Boudou en su casa de Puerto Madero, un barrio de clase alta en Buenos Aires, por orden del juez Ariel Lijo, quien lo investiga por presunto enriquecimiento ilícito. Con él también terminó preso José Núñez Carmona, un hombre acusado de oficiar de testaferro del exvicepresidente en la compra de la imprenta Ciccone, dedicada a la impresión de papel moneda.

Lijo detuvo sin fianza a Boudou porque sospecha que puede usar sus contactos políticos para entorpecer la investigación. El mismo magistrado ya lo había procesado en 2014, cuando Boudou era vicepresidente en ejercicio, en el llamado caso Ciccone. Sin embargo, su cargo le otorgaba fueros y la causa no prosperó lo suficiente.

Boudou está acusado de enriquecerse con la compra de Ciccone Calcográfica a través de una operación que presuntamente hizo figurar como responsabilidad de terceros. En el momento de la operación, Boudou era ministro de Economía y Ciccone tenía contratos millonarios para la impresión de billetes. En ese entonces, la Casa de la Moneda no daba abasto y el Gobierno apeló a servicios de impresión privados.

En el interrogatorio, Boudou consideró “ilegal y arbitraria” su detención, pidió ser excarcelado y recusó al juez por falta de imparcialidad. Si el juez no le otorga la excarcelación, será trasladado al penal de Ezeiza, 30 km al sur de la capital, informaron fuentes judiciales.

“La asociación [entre Boudou y sus presuntos testaferros] desarrolló sus designios criminales, por lo menos, desde principios de agosto de 2009, momento en que Amado Boudou asumió como ministro de Economía de la Nación, hasta el mes de diciembre de 2015, cuando finalizó su mandato como vicepresidente”, dice la resolución del juez. El abogado del exvicepresidente, Eduardo Durañona, dijo que estaba “sorprendido” por la detención. “Siempre estuvimos a disposición”, dijo al canal C5N.

Las sospechas de la justicia comenzaron cuando Boudou no pudo justificar un préstamo de 80.000 dólares que hizo a su pareja de entonces, la periodista Agustina Kämpfer, para la compra de un piso.

En 2009 y con 47 años, Boudou se convirtió en el compañero de fórmula de Fernández para la reelección. La dupla alcanzó el 54 % de los votos, el mayor caudal electoral jamas alcanzado por el kirchnerismo.

El cargo de vicepresidente en Argentina se limita a presidir el Senado. Sin peso político alguno, la estrella de Boudou se fue apagando mientras sumaba causas judiciales. En algún momento llegó a enfrentar 54, desde acumulación de infracciones (110 por exceso de velocidad) hasta el empleo indebido de un helicóptero del Estado para viajes proselitistas.

La reacción kirchnerista

Amante de las motos Harley Davidson y del rock, el pueblo descubrió a Boudou más propenso a las páginas del corazón que a las de política. Sus problemas judiciales lo distanciaron de Cristina Fernández, cuya reacción a la detención de quien fuera su delfín político fue a través del posteo de un documento redactado por su fuerza política, Unidad Ciudadana, titulado ‘Está en riesgo la democracia argentina’. “El Gobierno del presidente Macri está utilizando al Poder Judicial para perseguir a los dirigentes opositores”, dice el texto.