La busqueda de la unidad

En Cuenca se ha reunido un cónclave político en el que participaron cinco organizaciones y movimientos que, siguiendo la estereotipada y anciana calificación procedente de la Revolución francesa, se puede decir que han ido de la derecha y el centro hacia la izquierda. Todos con el propósito de buscar la unidad que enfrente a un Gobierno que parece asistir a los estertores de su fin, que no sería dramático sino simple, como es el deceso causado por la ancianidad; aunque sus seguidores, especialmente los que se hallan insertos en la nómina burocrática oficial, son jóvenes que tienen, como decía el poeta: “¡Treinta años!, quién me diría que tuviese al cabo de ellos, si no blancos mis cabellos, el alma apagada y fría”.

Con agudo talento la unidad proclamada en Cuenca no ha resuelto lanzar candidatos propios ni a la Asamblea y menos a la Presidencia de la República, y ha afrontado el tema de la diversidad suscribiendo un documento mediante el cual los legisladores de las tendencias que fueren elegidos en los comicios del 2017, se comprometen a defender una plataforma en la que se insertan asuntos como la vigencia de la democracia, la división de poderes, la independencia absoluta de la Justicia, la libertad de expresión y de prensa, y otras libertades anuladas o al menos restringidas por el actual régimen.

Dos hechos notables se produjeron en esa reunión. El uno es la ausencia del alcalde de Quito, fundador del proceso de unidad, que se justificó por el hecho de inaugurar los trabajos para el Metro de la capital. Pero que ya había dado ciertos pasos hacia un entendimiento con el régimen, como hallarse presente en una celebración oficial en la que menudearon sonrisas y abrazos. Sin pensar mal para acertar, es probable que la razón dada por el alcalde no sea un esquinazo a la configuración de la unidad opositora. El otro hecho es la presencia del líder de Avanza, a quien, especialmente el precandidato presidencial Lasso acusa de ser responsable de muchos de los hechos controversiales acaecidos en los últimos nueve años que ha cumplido el malhadado Gobierno correísta. Lasso es un católico confeso y debe saber que Jesús dijo que más fiesta habrá en el cielo por un pecador arrepentido que por noventa y nueve santos. Y si se trata de hechos y sospechas, el hermano de Lasso es uno de los militantes más fanáticos del correísmo y ejerce funciones importantes en el régimen, pero no por eso se puede dejar caer la sospecha de una doble vinculación de Lasso.

haroc@granasa.com.ec