1. Buses amplios. Con capacidad máxima de hasta 44 pasajeros. Con tecnología de rastreo satelital e Internet. 2. Con asientos tipo cama. Según el costo, estas se reclinan de 140° hasta 180°. 3. Pantallas de televisión. En el área VIP cada asiento tiene un

En bus hasta Sao Paulo, Santiago o Buenos Aires

La ciudad es un centro de conexiones terrestres internacionales.

Era la primera vez que viajaba tan lejos de casa. Algo inquieto, intentó calcular los dígitos que lo iban a separar de su familia.

El buscador de Google le determinó la distancia precisa: 5.463,4 kilómetros. Un tramo que si lo cumplía en un vuelo de avión, le tomaba menos de cinco horas. Pero claro, para esto estaba obligado a desembolsar como mínimo 911 dólares.

Pero Marcos Negrete Zorrilla, un guayaquileño dueño de una empresa de encuadernación artesanal, tenía decidido otro presupuesto para este viaje: hacer el camino a bordo de un bus-cama, en una ruta que la cumpliría en cuatro días.

Ese tipo de viajes es una opción que manejan en los últimos años los viajeros desde Guayaquil. Además de los traslados en avión, hay buses de dos pisos con las comodidades propias de una aeronave de lujo: asientos reclinables tipo cama, pantallas de televisión personalizadas, con opción de seleccionar de entre 100 títulos de películas, aire aclimatado, wifi y comida a bordo.

Negrete viajó en dos tramos a Buenos Aires. “Llegué hasta Chiclayo y de ahí cogí otro bus a Lima y de allí seguí por La Paz hasta Buenos Aires. Un viaje pesado, pero emocionante. Vas conociendo cada punto en el trayecto”.

Dependiendo de la empresa y el destino, los buses salen desde la Terminal Terrestre de Guayaquil y de dos sitios aledaños -La Garzota y Centro Comercial La Terminal- una vez al día o hasta cuatro veces a la semana. Los destinos más largos: Sao Paulo y Río de Janeiro.

“Son cinco días y medio”, dice Américo Pacha, vocero local de Expreso Ormeño, una empresa con sede en Lima y que realiza traslados a siete países sudamericanos. En Guayaquil está desde 1994.

Martha Victoria Robles, una actriz y directora de teatro, quien reside en Nueva York, recuerda que era asidua a los viajes de largo aliento cuando residía en Guayaquil.

“Hay buses con tecnología satelital que permite rastrearlos con GPS y que tienen hasta wifi y asientos que se reclinan hasta 180 grados”, dice.

Su primer viaje fue a Lima. Tomó un bus de una de las dos compañías nacionales -Cifa y Súper Semería- que solo llegan hasta Chiclayo (Perú) y de ahí se embarcó en una línea nacional y completó el viaje hasta Lima, a donde viajaba para asistir al concierto de Lady Gaga en el estadio San Marcos.

Tanto Martha Robles como Marcos Negrete destacan que estos viajes por tierra le mostraron una geografía desconocida. Desde interminables desiertos hasta montañas heladas. Les quedó también la certeza de que el dramaturgo español Alejandro Casona no se equivocócuando sentenció que trasladarse en avión no era viajar, que era llegar.