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Carlos Andrés Vera | No negociable

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Este es un hecho fáctico y político: el único aliado de largo plazo del presidente es el pueblo ecuatoriano

Esta semana, una columna de Felipe Rodríguez en Primicias removió por completo a la opinión pública al denunciar lo que no puede interpretarse como un accidente institucional: la instrumentalización de la justicia y falta de protección a quienes enfrentan a la criminalidad organizada.

Rodríguez expuso que el juez Carlos Serrano Lucero ha sido presionado y desprotegido después de fallar en un caso de lavado de activos. Serrano no solo enfrenta amenazas -incluido un gesto mafioso equivalente a una sentencia de muerte por parte de un sentenciado-, sino también el retiro de su seguridad policial, pese a sus insistentes pedidos para que se la mantenga. Ese retiro no luce como un descuido sino que tiene todos los síntomas de una repetición de lo que vivimos con el caso Metástasis. Es, también, una gota más en un vaso que hace rato está derramado.

Todo esto ocurre bajo un Consejo de la Judicatura presidido por Mario Godoy, cuyo nombramiento fue muy cuestionado desde el inicio y que hoy parece dar la razón a todos sus críticos. ¿Estamos ante una versión refinada de lo que alguna vez representó Wilman Terán? Grave. Y no negociable.

La opinión pública ha sido tajante: indignación y rechazo ante esta locura. Ahora le toca al Gobierno. Comprendo que al crimen organizado no se lo combate con consignas, purismos ni idealismos. Comprendo el pragmatismo detrás de muchas estrategias del presidente: si se quiere derrotar a las estructuras criminales hay que tomar medidas extremas y pragmáticas. Confío en que Daniel Noboa es un aliado en ese objetivo y que desea reducir al máximo a la narcopolítica; hemos visto señales claras en ese sentido (el caso más emblemático para mí es el de la incautación de $ 300 millones a los Comandos de la Frontera). Pero lo que estamos viendo en la judicatura indica que, en su juego de ajedrez, el Gobierno puede perder el tablero.

Este es un hecho fáctico y político: el único aliado de largo plazo del presidente es el pueblo ecuatoriano, no Mario Godoy, no Fausto Jarrín, no sus medios, no sus aduladores, no políticos que se cambian de camiseta ni arrimados que lo único que buscan es poder. El pueblo. Y ese pueblo solo seguirá apoyándolo si recibe señales claras en casos como este. Ser y parecer. El país ha sacrificado demasiadas vidas como para hundirse en viejas prácticas. Este tema es un no negociable.