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Buitron

¡Quién no recuerda a Buitrón! Ese personaje de un programa cómico, que con su uniforme desaliñado hacía de las “suyas” en las calles de la ciudad y en los caminos principales y/o secundarios de la provincia, emitiendo sonidos guturales similares a los de aquellas negras aves de rapiña que despojan de las entrañas a todo ser que yace inerte en la calzada.

En la ciudad de Guayaquil aquel personaje no es más que un mal recuerdo. Sin embargo, no es así en las calles y vías del resto del país, donde aún existen algunos de tales “personajes” que están a la caza de las “oportunidades”. Tienen aquellas mañas que la sabiduría popular convirtió, satíricamente, en el personaje Buitrón, el buitre, aquel mal elemento que usa la ley para amedrentar, creando dificultades, para de ese modo ofrecer “facilidades” a fin de obtener pingües ventajas que le permitan acumular para sí grandes fortunas.

Cualquier pretexto es bueno: que si las luces no son muy intensas o son muy bajas, que si los vidrios polarizados son o no originales, que si el permiso de esos vidrios es falso, que si la imagen del vehículo luce deteriorada, etc. El pretexto no importa, lo importante es comenzar esta suerte de presión para “inducir a la negociación” por una supuesta falta o infracción.

Somos muchos los que no caemos en el juego, pero lamentablemente, los que siempre caen son los humildes conductores que transportan productos agrícolas, pesqueros, materiales de construcción, agua, etc., por las vías principales o secundarias del territorio nacional.

Para nadie son extraños los videos que circulan en redes sociales evidenciando lo manifestado en estas líneas. Existen videos como aquel en que un mal elemento uniformado cuenta billetes dentro de su vehículo particular y sin ningún desparpajo comenta ser dueño de haciendas, volquetas, etc. Tampoco es desconocido que los puestos más apreciados son los de destacamentos rurales, pues “la cosecha” es mayor en ellos.

Las autoridades anticorrupción no deben olvidarse de investigar y sancionar a aquellos representados por Buitrón, el personaje emblemático en las vías de la corrupción.