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Los buenos habitos en la politica nacional

P ara ser magnánimo en la vida debemos elevar nuestro ánimo para conquistar el corazón del adversario, pues esta gran virtud dulcifica la vida, facilita las relaciones, el diálogo y debe convertirse en buen hábito en la política.

En la Biblia encontramos ejemplos de esta virtud y su ejercicio para la santidad. Amad a vuestros enemigos, bendecid a quienes os maldicen, haced el bien a quienes os aborrecen y orad por quienes os ultrajan y persiguen, ordenó Jesús.

Difícil triunfo para muchas personas que no superan el deseo de venganza. Ejemplo de magnanimidad lo vemos al pie de la cruz de Jesús, al expresar: “perdónalos padre, pues no saben lo que hacen”.

Francisco Landucci Carballo