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Una brevisima estampa, muy singular y nuestra de la expresion montuvia

Una brevísima estampa, muy singular y nuestra de la expresión montuvia

Después de “atarugarse” (comer bastante) con su “tonga” (almuerzo con arroz envuelto en hoja de plátano), el montuvio moderno refresca el “guargüero” (garganta) con una kola, para luego por la “viravuelta” (camino serpenteado) y “aguaitando” (mirando) bien el camino, regresa a su faena campestre. Al terminar su jornada, cansado y “enchivado” (con mal genio), la esposa en casa le brinda una “chucula” (dulce de maduro con leche) y si tiene “llenura” o le da el “padrejón” (dolor de estómago), se toma un “gloriao” (infusión de yerbas medicinales con alcohol) y va a descansar en su “cuja” (cama).

El fin de semana el montuvio se acicala desde “todoy” (por la mañana), se arregla el “chirapo” (despeinado), viste con su pantalón, que no sea “brincacharco” (corto), luego de “cufiar” (tantear y ver ) su ropa , porque él no es “mamerto” (tonto), es “jachudo” (necio) en vestirse bien e ir a donde sus “parceros” (amigos) presentándose bien “futre” (elegante) y no “esparmentoso” (adefesioso); en la reunión con sus parceros a los desconocidos le preguntan su “gracia” (nombre).

El montuvio al trasladarse en su caballo usa el “juete” (látigo) cuando el animal es “jáyaro” (hosco) o “jachudo” (necio), pero por lo general lo “jinchonea” (azuza) con el clásico “jule” (vocablo también usado para motivar a los perros).

Ab. Fernando Coello Navarro