Brecha digital: obstaculo al desarrollo

Es fácil dar por sentado que el acceso a la economía digital es ubicuo y que la compra a través de Internet es la evolución natural del comercio. En su evento anual Prime Day, Amazon vendió más de 100 millones de productos a consumidores de todo el mundo: US$ 4.200 millones. Pero cifras como esta ocultan el hecho de que para muchas personas en países en desarrollo, el camino al comercio electrónico está sembrado de obstáculos. El crecimiento del comercio electrónico no es automático, la difusión de sus beneficios no está garantizada y hay algunos obstáculos logísticos, como la dificultad para entregar las compras electrónicas. Miles de millones de personas carecen de cuenta bancaria o tarjeta de crédito, y en muchos países en desarrollo, las leyes de protección del consumidor no se aplican a la compra de bienes por Internet. En cambio, las economías más desarrolladas cuentan con sistemas postales eficaces y sólidos marcos legales que simplifican la compra virtual de productos y su entrega. Pero el comercio electrónico es solo una faceta de la cambiante economía digital. Hoy se está dando una transformación en innovación, producción y ventas, impulsada por las plataformas tecnológicas, el análisis de datos, la impresión 3D y la llamada Internet de las Cosas (IoT). Se prevé que en 2030 la cantidad de dispositivos conectados a IoT llegará a 125.000 millones (vs. 27.000 millones en 2017). Este veloz aumento de la vinculación digital se produce mientras la mitad de la población mundial sigue sin conexión a Internet. A menos que se haga algo al respecto, la creciente brecha entre los países subconectados y los hiperdigitalizados se ensanchará, agravando las desigualdades que ya existen. El nivel de digitalización puede incluso influir en la capacidad de los países para alcanzar los ODS fijados por la comunidad internacional para enfrentar desafíos como el hambre, las enfermedades y el cambio climático. Por eso es necesario mayor esfuerzo para apoyar a los países pobres en sus intentos de integrarse a la economía digital. Hay una iniciativa (el proyecto Going Digital, de la OCDE, que ayuda a los países a aprovechar oportunidades y prepararse para la disrupción tecnológica. Sus áreas temáticas incluyen: competencia, protección del consumidor, innovación y espíritu empresarial, seguros y pensiones, educación, gobernanza y comercio. A fines de la próxima década, el crecimiento económico y el aumento de la productividad dependerán de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Para prosperar, las personas necesitarán nuevas habilidades y conocimientos, y los países tendrán que actualizar sus políticas para proteger a los usuarios en Internet. En Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (la cual represento) estamos creando estrategias para ayudar a los países en desarrollo a aprovechar al máximo sus activos y mejorar las capacidades digitales. Una iniciativa, la eTrade for all, busca facilita a los países en desarrollo la obtención de asistencia financiera y técnica, y el G20 analiza posibles formas de difundir los beneficios de la transformación digital. Se necesita más apoyo para que sea posible cerrar alguna vez la brecha digital. Miles de millones aún no llegan al primer peldaño de la escalera digital, y el ascenso a la prosperidad se vuelve más difícil que nunca.

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