Felicidad. Neymar (con cintillo blanco) fue el encargado de ejecutar el penalti que le dio a Brasil la tan anhelada medalla de oro en las Olimpiadas.

Brasil cierra la herida

El maleficio que tanto pesaba sobre el fútbol brasileño terminó y la ‘Seleçao’ logró el trofeo que le faltaba en su rica vitrina: la medalla de oro olímpica.

El maleficio que tanto pesaba sobre el fútbol brasileño terminó y la ‘Seleçao’ logró el trofeo que le faltaba en su rica vitrina: la medalla de oro olímpica. Pero no solo eso, los brasileños se vengaron de Alemania y evitaron un nuevo Maracanazo merced a su mayor acierto en la tanda de penaltis, tras una final de Río 2016 en la que el brillo de Neymar no le bastó a la ‘Canarinha’ para fulminar a los germanos ni en el tiempo reglamentario ni en la prórroga.

Sin embargo, fue el astro del FC Barcelona el encargado de desatar el júbilo en un estadio abarrotado de espectadores al transformar el penal decisivo, cuando antes el golero auriverde Weverton había atajado a un luchador cuadro europeo.

Neymar, quien por su trayectoria cargaba el peso de ser el guía de Brasil en esta consecución olímpica, derramó lágrimas tras convertir la pena máxima. Era una emoción contenida no solo por él, sino por la ‘torcida’ que esperaba con ansias este cetro olímpico.

Brasil fue de más a menos en un compromiso en el que los germanos fueron tomando de a poco el pulso a los locales.

Neymar era el conductor ofensivo junto a Gabriel Jesus y Gabriel Barbosa. Entre ellos intentaban vulnerar una férrea defensa alemana liderada por Matthias Ginter, que hacía dupla en el centro de la zaga con Jeremy Toljan.

Pese a ello, la primera casi llega para los visitantes cuando Julian Brandt impactó un balón en el horizontal.

En medio de la impaciencia de los brasileños, la algarabía llegó cuando Neymar ejecutó de forma magistral un tiro libre. La medalla dorada estaba encaminada, pero aún faltaba la reacción de Alemania.

Con la ventaja para los dueños de casa terminó la primera etapa. Para la complementaria, los germanos pisaron el acelerador en el aspecto ofensivo hasta que Max Meyer concretó una igualdad que cayó como un balde de agua fría en el estadio. El fantasma de otro Maracanazo rondaba el escenario deportivo.

El duelo terminó empatado a uno en el tiempo reglamentario y en los 30 suplementarios, en los que también Brasil tuvo la iniciativa, pero con más garra que otra cosa, pues el cansancio hacía presa de los locales, pero no menos que los alemanes, quienes se dedicaron a defenderse y a buscar el contragolpe.

Los equipos no se hicieron daño, lo que derivó en la definición de la dorada a través de los lanzamientos desde el punto penal. Allí los auriverdes fueron más efectivos y Neymar al marcar el tanto final provocó una alegría contenida por los brasileños durante la historia olímpica.