
Las bodegas clandestinas son un riesgo en la ciudad
A eso de las 9:30 del 8 de marzo del año pasado, una densa columna de humo negro marcó el cielo de Guayaquil. Lo originaba el fuego que consumió por varias horas un local comercial en el sector de la Bahía.
A eso de las 9:30 del 8 de marzo del año pasado, una densa columna de humo negro marcó el cielo de Guayaquil. Lo originaba el fuego que consumió por varias horas un local comercial en el sector de la Bahía.
Al sitio se movilizaron 300 bomberos y 65 unidades. Tomó cerca de 9 horas controlar el fuego. Un incidente que provocó que el sitio web oficial del Municipio local hiciese un llamado público para evitar ese tipo de situaciones por “mantener bodegas de almacenamiento de materiales sensiblemente peligrosos en sectores de la ciudad no permitidos”.
Según la normativa municipal, el espacio mínimo que debe tener una instalación para obtener el permiso de funcionamiento como bodega es de 420 m2. Es decir, casi la quinta parte de una manzana.
En el área central de la ciudad no hay un espacio de ese tamaño, lo que sí existen son bodegas, aunque de forma clandestina.
Aunque el Municipio no las registra, cada cierto tiempo quedan en evidencia por las situaciones que generan.
Solo en estos últimos cuatro meses se suscitaron tres incendios. Uno en el suburbio oeste, otro en el área aledaña al Mercado Central, donde el fuego consumió el bodegaje de un almacén en un tercer piso. Se declaró una pérdida de cerca de 600 mil dólares.
El último sucedió la mañana de este miércoles, provocando la alarma y la situación de riesgo para cerca de 10 familias, además de la intranquilidad de todo un barrio.
Efrén Baquerizo Adum, director de Uso del Espacio y Vía Pública del Municipio, considera que de manera formal es imposible encontrarlas en un área central o suburbana, porque para su funcionamiento existen áreas determinadas en el código catastral. En todo caso, reitera que el área mínima que deben tener las bodegas es de 420 m2, con 12 metros de frente, para área de carga y descarga interna.
“Si a un departamento se le está dando un mal uso, los propietarios deben saber que están sujetos a clausura”, agregó Baquerizo.
Santiago Peña, director del área de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, reconoce que el incidente del miércoles pasado en el sector de Portete y Carchi, la situación se agravó por el funcionamiento paralelo de dos bodegas que operaban de manera irregular.
“Son viviendas, nadie se puede imaginar que ahí adentro tienen embodegado material peligroso”.
Hay un sector en la ciudad donde la actividad comercial le ganó espacio a la habitabilidad: las bahías. Se calcula que en las 17,5 hectáreas que ocupan, existen 6.648 puestos y establecimientos comerciales.
Todos se abastecen cada día de toda una gama de artículos que van desde electrodomésticos hasta ropa. Una gran parte de estos productos bajan desde los pisos altos de los edificios ubicados dentro de ese gran espacio comercial al que cada día llegan 50.000 personas.
Un espacio en el que solo el 16,5% está habitado. Una gran parte del otro porcentaje, se relaciona con lugares a los que se los destina para almacenar.
Son sitios en los que se tapiaron ventanales y clausuraron balcones. Están ahí, pero los mismos comerciantes se hacen los desentendidos cuando se les pregunta por las bodegas de sus negocios.