La batalla final

Aunque el CNE estableció una fecha, el próximo viernes 10, para el inicio legal de la campaña electorera entre los dos binomios finalistas, los candidatos y los dirigentes de sus agrupaciones políticas parecieron decir la vieja y repetida frase: “A palabras necias oídos sordos” y desde el mismo día siguiente en que se anunció que sí habría un “tiempo complementario” (para usar el argot futbolístico), sobre el que tanto se dudaba y que obligó a los “plantones”, comenzaron a hacer dinámicamente propaganda a su favor, incluso en los días carnavaleros que, se supone, deben estar dedicados al descanso, lejos de toda actividad que no sea la impuesta por el rey Momo.

Y bueno, quedando solo un mes para promocionarse, pues, no había tiempo que perder. Y las movilizaciones de los presidenciales, sobre todo, no se hicieron esperar, con las consabidas declaraciones del uno contra el otro y las promesas al pueblo, más encendidas que las que les hacen los jóvenes enamorados a sus damas pretendidas. Eso que llaman “el oro y el moro”, de lo cual con que se cumpla aunque sea al mitad ya significaría algo en favor de las “masas desposeídas”.

Y claro, los chismes, las calumnias, los dimes y diretes se han puesto a la orden del día, ya que cada candidato a sentarse en el gran sillón de Carondelet saca a relucir las “hazañas” de su contrincante, a quien no le adjudican ni siquiera el purgatorio para que pague sus culpas sino directamente el infierno, para que allí lo rediman eternamente. Lasso hace público el hecho de que Lenín pasó tres o cuatro años en la ciudad más cara del mundo, Ginebra, recibiendo sueldo del Estado sin ser funcionario público, y a la vez el candidato de AP asegura, con memoria de elefante, que el “gerente del barrio” fue uno de los culpables del feriado bancario en épocas de la gran crisis financiera que ocurrió en tiempos de Jamil y que, finalmente, nos llevó a la dolarización.

Es posible que “ambos dos” se guarden para el final, es decir para los días previos al dos de abril, que es cuando iremos nuevamente a las urnas, acusaciones más graves. Y, mientras tanto, las encuestas siguen en su juego profético que hasta ahora le da cierta ventaja al candidato de CREO.

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