Un baluarte del circo latinoamericano
Otto Pesantes recuerda sus épocas doradas. Hasta la década de los 90 llegó a ser uno de los gimnastas olímpicos más valiosos.
La presencia de Otto Eduardo Pesantes Lainez, de 82 años, en las calles de la ciudad de La Libertad, para muchos puede pasar desapercibida, pero para los que conocen su trayectoria circense saben que se trata de uno de los pocos baluartes del espectáculo que aún vive.
El artista recorrió todos los países de América Latina bajo la carpa de los circos más famosos entre los años 1960 a 1990; su arte de la gimnasia olímpica y pulsadas a mano libre era el número central de cada función. Los recortes de importantes diarios de Perú, Colombia, Venezuela, Guatemala, México, recuerdan su trabajo y muestran al peninsular como toda una celebridad de aquella época. Fue en 1960 cuando llegó al país el circo Águilas Humanas del colombiano Mario Domínguez, al que se enroló como una de sus estrellas.
Pesantes Lainez fue el principal integrante del denominado trío ‘Lobos de Mar’ que también lo conformaban Eduardo Ayala y Leonardo Guzmán, este último recientemente fallecido en la ciudad de México. “El contrato fue firmado por 450 sucres semanales para el trío, estuvimos en todas las ciudades del Ecuador y Colombia”, recuerda el artista.
El éxito recién empezaba. Luego fue contratado por la famosa carpa rusa Volga, después su gran salto al Royal Star Circus, Continental, Egred Hermanos y Panamerican Circus. En todos tuvo una trayectoria extraordinaria.
Otto Pesantes, como todos lo conocen, asegura que aprendió la gimnasia olímpica de la nada. Fue una tarde de 1954 en la playa de la ciudad de La Libertad, donde después de un encuentro deportivo empezó a hacer piruetas en la arena.
Poner al revés su cuerpo para caminar con los brazos, sostener dos personas con sus extremidades, además de saltos y trampolines mortales, hacía que el público aplauda de pie su intervención en el escenario.
“Lo que nosotros presentábamos no tenía ningún truco, todo era concentración y equilibrio, fueron alrededor de seis años de ensayo para perfeccionarme”, manifestó el octogenario, mientras con orgullo mostraba más de un centenar de fotografías (la mayoría en blanco y negro) que conserva sobre los reconocimientos recibidos por su arte en otros países.
Uno de sus amigos más recordado es Víctor de la Rosa, quien falleció hace dos años y era nativo también de La Libertad y que se unió a Pesantes para conformar el dueto ‘Los Olímpicos’. Su fama llegó hasta las islas caribeñas en donde por reiteradas ocasiones fueron invitados para dar cursos de su arte a los niños.
Sostenido por un bastón, el artista acude a la playa de su ciudad donde retornó hace más de una década, luego de su recorrido por los países de América. Aprovechando la amistad que tiene con personajes locales como el expresidente del Concejo Cantonal, Francisco Tamariz o el actual asambleísta Carlos Cambala, les propone ideas para que sean transmitidas a las autoridades. Sueña que su cantón algún día llegue a desarrollarse como aquellos lugares que recorrió.
Considera que el progreso de las ciudades, en países desarrollados, se debe al orden y disciplina, algo similar a lo que cumplía en su actividad circense. Una de sus últimas aspiraciones es crear en la Península una escuela de gimnasia olímpica, pues estima que en esta jurisdicción hay talentos que necesitan apoyo para ser pulidos.
Don Otto, hasta el 2005 todavía podía hacer piruetas. A pesar de su edad, tras regresar a su amada La Libertad continuó practicando.
Ahora, ya su cuerpo siente el peso de los años.