Azuero: “Todavia no han visto todo”

Si a Doménica Azuero le podrían poner un sobrenombre sería el de “la mujer de acero”. Superar este año dos roturas de clavícula, una contusión cerebral, una lesión en el hombro, dos caídas y aún así terminar compitiendo en dos citas ecuménicas y un Lat

Si a Doménica Azuero le podrían poner un sobrenombre sería el de “la mujer de acero”. Superar este año dos roturas de clavícula, una contusión cerebral, una lesión en el hombro, dos caídas y aún así terminar compitiendo en dos citas ecuménicas y un Latinoamericano, es de valientes. Y ella lo es, asegura.

La azuaya de 20 años, campeona mundial juvenil en el 2014 y medalla de plata en los Juegos Panamericanos Toronto 2015, tiene la fe y las ganas intactas. Hoy, tras dos meses de estar alejada de las competencias oficiales y 30 días de arduo entrenamiento, vuelve a las pistas en la cuarta Parada de la Copa Mundo de Supercross que se disputa en Rockhill, Carolina de Norte, Estados Unidos.

“Mi mamá me dice que soy la mujer de Iron Man”, cuenta soltando una carcajada desde suelo norteamericano en exclusiva para EXPRESO.

Dice estar tranquila. Viajó hace un mes a Estados Unidos para entrenar con la local Brocke Crain, cuarta en los Olímpicos, y la australiana Rachel Jhonnes, ambas ciclistas de élite con las que está retomando su nivel habitual.

Ya no siente dolor. Doménica se toca a la altura del hombro izquierdo y siente la placa de metal que lleva aún alojada en la clavícula, esa a la que incluso le puso jocosamente por nombre ‘Filomena’, porque vivió con ella sus “peores días”. “Ella (‘Filomena’) es como si me estuviera saliendo otra cabeza”, asegura entre risas.

Ayer, la ciclista, que se inició a los 9 años en BMX, reía, pero recordar lo que vivió este 2016 es para llorar. Buscó los Juegos Olímpicos a toda costa. A inicios de año, en el Mundial de Supercross, tuvo su primera lesión de clavícula; luego, en Suiza, en un entrenamiento, se la volvió a romper. Posteriormente en el Mundial de Colombia sufrió una contusión en la cabeza y para terminar, en un torneo donde aspiraba al cupo a Brasil, se volvió a lesionar. “Ya todo estaba para suceder. Lo busqué pero no se dio”, dice ya más tranquila.

Azuero viajó a Brasil para ver desde las gradas las pruebas y dice haberle servido para virar la página. “Fue frustrante, pero ahí lloré todo lo que debía... Brasil era mi sueño y no pude estar. Ahora estoy más fuerte y tengo la certeza de que todavía no han visto lo mejor de mí”, asegura.

Hoy, la ciclista tiene previsto competir en las pruebas clasificatorias a las 18:00, mientras que mañana serán las finales. Luego de Rockill viajará a Sarasota, en Estados Unidos, para otra Copa Mundo y una semana después irá al Latinoamericano de Perú. Sabe y está segura de que sus Juegos serán los de Tokio 2020. Tiene aún 4 años.