Ritual ancestral que realizan algunos ancianos en las comunidades indígenas amazónicas.

Ayahuasca, la liana sagrada de los indigenas

Al aire libre y manteniendo el contacto con la naturaleza se colocaron hamacas entre los árboles y colchonetas sobre la tierra para acomodarse ante el prolongado ritual, el cual inició desde las 21:00 hasta las 08:00 del día siguiente.

Al aire libre y manteniendo el contacto con la naturaleza se colocaron hamacas entre los árboles y colchonetas sobre la tierra para acomodarse ante el prolongado ritual, el cual inició desde las 21:00 hasta las 08:00 del día siguiente.

Huele a incienso que alguien quemó, pero en algún lado se desprenden también los olores propios de la ayahuasca, la liana sagrada que en pequeños recipientes está lista para ser bebida.

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Las personas al llegar al Movimiento Nacional Campesino, ubicado en el km 27 de la vía a Daule, lugar donde se realizó la ceremonia, tomaban colchonetas colocadas a la entrada. Luego caminaban por un sendero hasta llegar donde el ‘taita’, quien preparaba a los que estaban en el sitio.

Antes de iniciar la ceremonia, el taita pintó los rostros de los visitantes, como una forma de identificarlos.

Dos jóvenes músicos universitarios acompañaron a los ícaros (cantos ceremoniales) con sus guitarras, tambores, maracas y güiro. Con las melodías armonizaron la estadía.

Simón Lucitande, de 69 años, el abuelo como lo conocen sus alumnos, es el primero en tomar una dosis de ayahuasca, acto seguido ubicaron a cerca de 30 visitantes que llegaron a presenciar el acto, para darles una dosis de la infusión ancestral, para luego agitar un manojo de hierbas, idóneas para sacar las malas energías del cuerpo de los pacientes.

Vestido con una sotana, al estilo amazónico, una corona en su frente y los collares que lo identifican como un taita chamán, llegó a Guayaquil junto con un grupo de aprendices de la sabiduría del maestro, con el propósito de fomentar el uso de las plantas medicinales y ancestrales en las comunidades indígenas y mestizas urbanas.

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Lucitande, de nacionalidad Cofán Secoya, es oriundo de la comunidad amazónica San Pablo de Katetsiaya, en la provincia de Sucumbíos. Sus habitantes consideran a la bebida como sagrada y tradicional. El yagé (ayahuasca) es conocido en el pueblo como ‘el cabello de dios’ y según la cosmovisión indígena amazónica es una ‘liana mágica’.

Los taitas al momento realizan una gira a nivel nacional. El evento se denomina Ceremonia Tradicional Secoya de Ayahuasca, en su ruta pasaron por las ciudades de Cuenca, Vilcabamba y Ayampe en la costa, finalizando en Guayaquil.

“Quienes asisten a esta ceremonia van con el propósito de conocer más allá de su yo interior. Mi padre me daba pequeñas porciones de ayahuasca desde muy pequeño. De esta forma conocí las propiedades y funciones de la preparación dentro del mundo de la medicina ancestral”, dijo el abuelo Simón.

“El brebaje purga y limpia, mientras más contaminada esté la persona, más va a sentir la sacudida del purgante”, acotó el chamán.

La limpieza que hace el yagé (ayahuasca), también tiene efectos positivos en la mente, dándole claridad para comprender cosas que en lo cotidiano no entendemos.

Para las personas que deseen tener la experiencia es recomendable que sea realizada por abuelos de las comunidades indígenas, pues hoy existen muchos charlatanes sin mayor experiencia, que ofrecen la bebida, sin la debida precaución.

La ceremonia se ejecuta con una preparación previa, prohiben las carnes rojas, lácteos y todo tipo de drogas para quienes van a tomar la ayahuasca.

Sanación

Los representantes de Rapaka Kuanu, Centro de Estudio de Conocimientos Ancestrales, construirán una maloca, un (centro ceremonial) en Guayaquil. “La idea es fortalecer la interculturalidad entre la Costa y Amazonía, para que haya una gran desconexión entre estos pueblos”, acotó Fausto Valero.

Efectos

Al ingerir la medicina amazónica, el amargo sabor les produce vómito, la mente queda mareada cerca de 20 minutos, luego entra en trance, acordándose del mal o molestia que se busca sanar. En el ritual suelen quedarse dormidos, se realizan las limpias o pasan la madrugada en medio de cánticos.