Ramiro González. Ex Izquierda Democrática. Político experimentado: prefecto de Pichincha, exministro y expresidente del IESS. Refundó la socialdemocracia en el país. Y fue recientemente reelecto como presidente de Avanza.

Avanza practica su autopsia

Será el único movimiento nacional que no tenga candidato presidencial propio o ajeno.

Será el único movimiento nacional que no tenga candidato presidencial propio o ajeno. Avanza, la sólida estructura partidista que levantó Ramiro González cuando cogobernaba con el correísmo y que llegó a convertirse en la segunda fuerza electoral del país, en 2014, acude hoy a las matemáticas para calcular sin optimismo sus opciones en 2017. Una docena de altos directivos del partido entrevistados por EXPRESO, cuya identidad prefieren reservar para evitar pugnas internas, considera “casi nulas” las posibilidades.

¿Cómo fue que un partido con presencia y militancia en cada provincia, con cinco asambleístas destacados y 40 alcaldías repartidas por el país acabó sumando y restando para sobrevivir?

El punto de quiebre que empujó al partido hacia el desconcierto llegó a finales del mes pasado, cuando La Unidad impulsada por el socialcristianismo anunció su acta de defunción. Durante más de dos meses antes del quiebre final, acelerado por el desmembramiento de la coalición que protagonizaron Podemos y SUMA (hoy con CREO), el PSC cabildeó interna y externamente para solucionar el principal tapón que impedía un acuerdo pleno: Ramiro González, a quien correspondía liderar la lista nacional de la alianza para la Asamblea. Tanto Carlos Vera (un vocero no autorizado, pero sí relevante de Madera de Guerrero) como César Montúfar (Concertación) volvieron público el debate acalorado en el interior de la coalición: ¿Cómo garantizar la fiscalización con una cara tan visible del cogobierno Avanza-PAIS? Ligado al pero, una alternativa: Byron Pacheco, el legislador de Avanza y mano derecha pública de González, que protagonizó el único (aunque fallido) juicio político de la Legislatura.

A estas alturas, citan fuentes socialcristianas envueltas en el proceso, está claro que González prefirió no dar un paso al costado. Y está claro también, según dirigentes de Avanza, que los directivos no forzaron a su líder para el acuerdo más conveniente.

Lo que sigue es harto conocido: Avanza queda colgado. El cálculo de un bloque de hasta 12 asambleístas se deshace. Y González maniobra, un día antes de que Viteri volviera pública la disolución, para reafirmarse como presidente de un partido sin futuro cierto.

Aunque retuvo al movimiento, los hechos delatan una fractura por fuera de sus manos. El entonces secretario general John Argudo quedó fuera del partido por diferencias abiertas con González (“manejó el partido de forma egoísta y personalista”, dice a este Diario); las principales caras electorales (con la salvedad de su joven jefa de bloque legislativo Gabriela Díaz, Pastaza) resintieron de acompañar a su líder en la papeleta: ni Fanny Uribe en Galápagos, ni Antonio Posso en Imbabura, ni Gozoso Andrade en Manabí, ni su cercano Pacheco en Carchi aspirarán a la reelección, aunque los números les insinuaran lo contrario. El partido tampoco fue capaz de presentar listas en Chimborazo, Galápagos ni Sucumbíos.

En esas semanas de desconcierto, el liderazgo de Avanza tambaleó. Un informe de Dialoga, una compañía española elevada como máxima asesoría política de la directiva, recomendó días después del quiebre en La Unidad que Ramiro González, quien no declaró para este reportaje, no se presentara a la papeleta, según fuentes con acceso al documento. El partido optó por seguir el consejo y González, sin duda el más reconocido en la opinión pública, dio un paso al costado.

El partido acudió entonces a los sucesores naturales de González en el partido: Pacheco, flamante secretario general, y Jorge Acaiturri, el joven representante de Guayas sin pasado político en puestos de elección popular. Y aunque entonces, en declaraciones a este medio se decían capaces de encontrar un sustituto, ninguno aceptó. Tampoco una segunda propuesta para liderar la lista nacional de legisladores, que llegó tres días antes del cierre de inscripciones.

Bajo ese escenario, González tomó las riendas de un movimiento descarrilado y afrontó la tarea que su círculo cercano, que completan María Sol Larrea y Carolina Ballesteros, dos cuadros influyentes a la sombra del líder, considera como “una decisión valiente”.

Avanza no se juega ya la etiqueta de segunda fuerza, que todos dan por perdida. Sino además la posibilidad de sobrevivir. En el peor de los escenarios, un partido nacional que no logre curules queda en desventaja para las próximas seccionales y recibe la denominada ‘tarjeta amarilla’ de Consejo Nacional Electoral, una primera advertencia antes de la disolución del movimiento.

Bajo esta posibilidad, la figura de González como líder de su partido rinde la prueba final. Pero la pregunta que gira en su directiva es recurrente: ¿puede alguien revivir a este movimiento?

Ramiro González

Ex Izquierda Democrática. Político experimentado: prefecto de Pichincha, exministro y expresidente del IESS. Refundó la socialdemocracia en el país. Y fue recientemente reelecto como presidente de Avanza.

Byron Pacheco

Extraoficialmente, el número dos del partido. Es el flamante secretario general. En su experiencia cuenta un vicepresidencia del Congreso y en la actual legislatura, el único juicio político de oposición.

Jorge Acaiturri

Presidió las juventudes de la Izquierda Democrática. El joven empresario guayaquileño es la figura relevante de la Costa en un partido con fortaleza en la Sierra. Fue uno de los posibles presidenciables.