Autoanalizarse y repensar nuestro accionar para con los demas

Existen personas mal intencionadas que se dedican a acribillar indirectamente a quien le cae mal o no está de acuerdo con su estilo de proceder. Esto es un gran obstáculo que le impide respetarse, tanto como a los demás, porque solo cree ser dueño de su aparente buen pensar sin ni siquiera autonalizarse y estudiar su peculiar manera de obrar. Kelsen hablaba del derecho del ser y tener. Pero “¿de qué le sirve al ser humano ganar todo el oro del mundo si al final pierde a Dios?”; a veces nos olvidamos de dar. Existen seres insensibles que solo esperan recibir más de lo que otorgan a los demás. Es un egoísmo. Autoanalizándonos debemos repensar si lo pensado, dicho y hecho está en concordancia con la ética, con los valores humanos y con lo que el Espíritu espera de nosotros. ¿Por qué? Porque no somos eternos ni inmortales; por dicha razón, hacer daño moral a los demás es un ‘boomerang’ que en el instante menos pensado retornará con mucha energía. ¿Por qué olvidamos el mandamiento principal: “amar al prójimo como a sí mismo”? Así advertimos una incoherente e ilógica forma de proceder. La sociedad contemporánea ha dejado de lado las cualidades que irradian la verdadera imagen del ser humano con valores. Por un mundo con valores se nos hace imprescindible aprender a pensar, a expresarse bien, pero por sobre todo a obrar bien, pues lo opuesto sería un contrasentido que desdice de su condición presuntamente humana.

Eduardo Jiménez M.