En el traslado de afectados.

La asistencia militar en tiempos de catastrofes

Unos 1.200 efectivos siguen apoyando a Manabí y Esmeraldas por el terremoto. Otros socorren en las zonas inundadas

Un año después, 1.200 militares continúan brindando asistencia en las zonas afectadas por el terremoto en Manabí y Esmeraldas.

El número es hoy pequeño frente al contingente de casi 14.000 hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas que, por meses, dejaron su amor por la patria en las tierras de Manabí y Esmeraldas, que fueron las más afectadas por el terremoto de 7,8 grados Richter del 16 de abril de 2016.

El movimiento telúrico más fuerte del siglo, mostró no solo la unión y la solidaridad de los ecuatorianos, sino la fuerza de unos militares entrenados y comprometidos con el servicio al pueblo en tiempos de guerra, de paz y de catástrofes.

Los militares fueron los primeros en llegar con auxilio a las zonas afectadas más alejadas, en un ambiente de destrucción, con puentes caídos, carreteras obstruidas, edificios desplomados y sistemas de comunicación interrumpidos.

Miles de militares, enfundados en sus uniformes camuflaje de campaña, libraron una guerra contra el tiempo en el rescate de vidas en los escombros, el traslado de los heridos a los hospitales y el llegar con comida y agua hasta los hambrientos damnificados. Para ello utilizaron un sistema similar al que funciona en caso de un conflicto bélico, pero que en el posterremoto sirvió para el auxilio de una población desgarrada por la desgracia y sedienta de esperanzas.

Hoy, el mayor número de militares, unos 600, aún velan por la seguridad de las casi 3.000 personas que siguen en los albergues. Otro grupo brinda seguridad en las zonas restringidas o en la vigilancia de centros de acopio y distribución de víveres.

El capitán de la Marina, Freddy Endara, lidera hoy el grupo de soldados de honor que siguen en las zonas del epicentro del terremoto hasta que se requiera su presencia. Antes allí estuvieron otros hombres y mujeres con uniforme que dejaron su aliento en las tareas encomendadas, desde repartir miles de kits de alimentos, distribuir agua, transportar combustible, atender heridos, rescatar cadáveres.

Ahora hay otro contingente militar en Manabí para socorrer a las víctimas del fuerte temporal invernal. Fueron ellos los que entraron, hace dos semanas, a las zonas inundadas de Calderón, San Plácido, Alajuela y Chirijos, de Portoviejo, para evacuar a los afectados. También llegaron a la inundada Santa Ana y a las zonas de hundimiento en San Pablo.

Su trabajo es en silencio, sin nombres y sin espera de reconocimientos. “Este es nuestro trabajo; servir al pueblo”, dijo a este Diario un militar, que pidió no mencionar su nombre.

Un mensaje de agradecimiento a su trabajo llegó ayer, a través de un comunicado, del Ministerio de Defensa.