John Lennon y Yoko Ono en la década de los 60 durante el happenning denominado ‘Bed Peace’ con el que se opusieron a la guerra.

El asesino de John Lennon no quiere que se le considere “loco”

-“John, firmarías mi álbum”-, le dijo Mark David Chapman al exvocalista de The Beatles horas antes de matarlo. -“Claro”-, respondió el músico.

-“John, firmarías mi álbum”-, le dijo Mark David Chapman al exvocalista de The Beatles horas antes de matarlo. -“Claro”-, respondió el músico. Entonces tomó el marcador negro que su asesino le extendió y plasmó una firma en la tapa de ‘Double Fantasy’. “John Lennon, 1980”, escribió. -“¿Eso es todo?, ¿quieres algo más?”-, preguntó el británico...

Era el 8 de diciembre de 1980. Hacía frío en Nueva York (EE.UU.). Lennon vestía una chompa negra de cuero con cuello de bisón y portaba gafas. Chapman también estaba de negro, con anteojos y una bufanda café. Ambos se encontraron en las afueras del edificio Dakota, en Manhattan. El fotógrafo Paul Goresh inmortalizó el encuentro previo a que el artista caiga víctima de cinco disparos.

El tejano, de 25 años, viajó desde Hawai a Nueva York con el propósito de matar al autor de Imagine. Lo aceptó ante los tribunales y lo ratificó en 1992 durante una entrevista concedida a Larry King.

El día en que Mark David Chapman mató a John Lennon se inició en el Hotel Sheraton, donde dejó cosas personales en su habitación para que la policía lo encontrara. Compró un ejemplar de ‘The Catcher in the Rye’ (El guardián entre el centeno), escribió “Esta es mi declaración”, y lo firmó como “Holden Caulfield”. Luego pasó el día en la entrada del edificio Dakota, en donde el ‘beatle’ vivía con su esposa Yoko Ono. Ahí habló con otros fans y con José, el portero.

A eso de las 22:49 la limusina de Lennon regresó al Dakota. Para eso, Chapman ya tuvo la oportunidad de conversar con él y pedirle el autógrafo. El británico y Ono salieron del auto y pasaron junto al que estaba por convertirse en su asesino. La pareja caminó hacia la entrada del edificio. En ese momento el fanático disparó cinco balas con un revólver calibre 38 Special. Cuatro impactaron en la espalda y el hombro izquierdo del músico. El certificado de defunción describe la causa de la muerte por “heridas múltiples en el hombro izquierdo y pecho; pulmón izquierdo y arteria subclavia izquierda; hemorragia externa e interna. Shock”.

El tipo se quedó en la escena hasta que fue arrestado por la Policía. Se declaró culpable del delito y fue sentenciado a cadena perpetua.

Treinta y seis años después, Mark David Chapman tiene 61 años. Está encarcelado en el Wende Correctional Facility en Alden, Nueva York. Nueve veces le han denegado la libertad condicional.

Yoko Ono, la viuda de Lennon, se opone a su liberación. “Temo que traería de vuelta la pesadilla, el caos y la confusión. Ni yo ni los dos hijos de John nos volveríamos a sentir seguros durante el resto de nuestras vidas”.

Treinta años después del asesinato, en agosto de 2010, el asesino admitió -por primera vez- estar arrepentido del crimen. A la junta de libertad condicional que negó su liberación le dijo que “siento que ahora, a los 55, tengo una mayor comprensión de lo que es una vida humana, he cambiado mucho. Estoy avergonzado. Ese es mi primer pensamiento. Lamento lo que hice”.

Diario El País, de España, recoge este 8 de diciembre que de los seis especialistas en salud mental que trabajan en su defensa, cinco concluyeron que tenía una esquizofrenia paranoide y uno dijo que era maníaco depresivo.

Cuando se intentó encaminarlo a un sanatorio, Chapman se opuso alegando que no quería ser diagnosticado como “loco”. Él boicoteó su defensa y pidió que se retirara, confesándose culpable y diciendo que “ese era el deseo de Dios”.

El 8 de diciembre de 2016 el tejano sigue en la cárcel, donde su convivencia con otros reclusos es restringida. Ocasionalmente recibe la visita de su mujer, con quien hace vida matrimonial durante lapsos entre rejas, apunta el diario español.

La próxima audiencia del tribunal a Mark David Chapman podría celebrarse en 2018. En caso de serle denegada la libertad en esa décima ocasión, su condena se prolongaría hasta un mínimo de 40 años. Ese es el tiempo que John Lennon vivió.

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