
Asamblea: se salvo Atamaint
A todos les pareció, en principio, una buena idea: llamar a la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, ante el Pleno de la Asamblea, para que rinda cuentas sobre los problemas suscitados en torno a las elecciones del pasado domingo.<
A todos les pareció, en principio, una buena idea: llamar a la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, ante el Pleno de la Asamblea, para que rinda cuentas sobre los problemas suscitados en torno a las elecciones del pasado domingo. El mal funcionamiento del sistema de transmisión de datos, por ejemplo; los apagones informáticos; los eventos de violencia que llevaron a la suspensión de los comicios en varios cantones... La resolución pudo haberse tomado por unanimidad. Pero los correístas, autores de la propuesta, no pudieron (o no quisieron) plantear un texto que diera cuenta del consenso. Y las otras bancadas se pasaron de susceptibles. Así que lo perdieron. Atamaint se salvó del mal momento. Para otra vez será.
El tema fue introducido en el orden del día por petición de Carlos Viteri, de la Revolución Ciudadana. Con excepción de un grupo de oficialistas, que se abstuvo, todas las bancadas votaron a favor de abrir el debate. Y el debate se abrió de inmediato. Duró tres horas largas, durante las cuales los correístas fueron radicalizando su propuesta y el resto de bloques, atenuándola.
Llamar a la presidenta del CNE “para que informe sobre las deficiencias e irregularidades del proceso electoral”, rezaba el texto original presentado por Viteri. Que eso es un juicio de valor que está por definirse, replicó el socialcristiano Henry Cucalón y muchos estuvieron de acuerdo en este punto. “Si existieron irregularidades o no -dijo con mucha lógica- es algo que se determinará una vez que finalice la comparecencia”. Después de todo, para eso se la llama.
Otras intervenciones se centraron en la oportunidad de la comparecencia. “Es inaceptable que llamemos a la presidenta del CNE cuando todavía no se han proclamado los resultados oficiales”, se opuso la oficialista María José Carrión y atribuyó malas intenciones a los correístas: “¿Qué queremos hacer? ¿Influir?”. Muy vistoso le quedó el discurso, salvo por un detalle: la propuesta de Viteri ya contemplaba esa posibilidad desde el primer momento, y planteaba como fecha de la comparecencia la de la primera sesión del Pleno luego de proclamados los resultados oficiales.
Quizás el exceso de entusiasmo de Carrión se debió al ambiente de irritabilidad general que de un tiempo a esta parte prima en este Pleno. Parece que a los correístas (autoproclamados vencedores absolutos del proceso electoral contra la evidencia de los números) ya nadie está dispuesto a perdonarles una. Incluso cuando están de acuerdo con ellos en lo de fondo (como de hecho ocurría en esta ocasión) no desaprovechan la oportunidad para bajarles el moco.
“El burro hablando de orejas”, dijo el independiente Eliseo Azuero y propuso a los correístas, ya que se interesan por la transparencia electoral, que incluyan en su resolución un pedido de auditoría a las cuatro elecciones anteriores, que ellos tuvieron a su cargo. “Para ver si los que vienen a levantar la mano deberían estar ahí”. Cucalón no anduvo lejos: encontró inadmisible “recibir clases de política electoral de las personas que confundieron pueblo, partido, Estado, gobierno y caudillo”. Sólo María José Carrión fue más ácida: “Entiendan -les dijo- que del ombligo hacia allá hay todo un mundo”.
La intención de los correístas era iniciar un juicio político contra el CNE. Fue Pabel Muñoz quien habló directamente de ello. Él esbozó una truculenta teoría de la conspiración que tiene a su partido como víctima. “Hay un proceso de persecución política y de bloqueo”, dijo. “Todo movimiento con el que conversábamos era amenazado”. “No pudimos inscribir candidaturas sino hasta el último día”.
Al final, Carlos Viteri recogió algunas propuestas del debate e introdujo cambios en su propuesta. Quitó las palabras que pudieran pasar por juicios de valor (“irregularidades”, por ejemplo) de la parte resolutiva. Pero las dejó en los considerandos. Y esto no se le escapó a nadie. Votación final: 46 votos a favor, 10 en contra, 47 abstenciones. Se archiva la propuesta. Diana Atamaint puede respirar hasta nuevo aviso.
Otro debate muy caldeado
El escándalo de las fotos privadas del presidente Lenín Moreno llegó a la Asamblea. El Pleno aprobó, con la abstención de los correístas, una resolución que condena la violación de la intimidad de la familia presidencial. Además, pide a la Cancillería que investigue la participación de Julian Assange en este caso, y que actúe en consecuencia.