
Artesanos resisten a la crisis en el corazón de Latacunga
Comerciantes esperan que las ventas vuelvan con el inicio de clases y las festividades
En el Centro Comercial Popular El Salto, en Latacunga, la actividad inicia temprano. Los vendedores acomodan sus vitrinas y aguardan a sus clientes. Aunque el flujo de compradores no es constante en temporada de vacaciones escolares, los comerciantes resisten con trabajo y promociones.
Jorge Cando es uno de ellos. Desde hace varios años ofrece ropa para damas y caballeros. “Las ventas se mantienen por las primeras comuniones, confirmaciones, los grados que se realizan en la Universidad Técnica de Cotopaxi y otras universidades. A pesar de las vacaciones, nuestros clientes vienen desde Ambato, Quito, y otras ciudades”, comentó.
Reconoció que julio representa un bajón. “Es el mes donde la gente se va de vacaciones. Ahí sentimos la baja. Recién en octubre empieza a mejorar, porque septiembre también es lento por el ingreso a clases”, señaló. Para él y muchos otros comerciantes, diciembre es el mejor mes. Las festividades, como la Mama Negra y el Día de los Difuntos, dinamizan las ventas.
Cando destaca una decisión que les ha ayudado a sobrellevar las temporadas bajas: la reducción de los cánones de arriendo. “Eran elevados, pero ahora, gracias a la voluntad de las autoridades, se puede pagar sin tanta presión”, explicó. También asegura que se mantienen los valores en su tienda. “Aquí no subimos los precios. Sea temporada alta o baja, vendemos a precios populares”.
Humberto Giaulli, otro comerciante coincide en que el apoyo municipal, como capacitaciones y promoción del centro comercial, ha sido clave. Aunque las vacaciones escolares afectan a algunos, él considera que es también un momento en el que las familias visitan el centro comercial con más calma. “Sí hay bajones, pero también momentos en que se vende bien. Nos toca estar abastecidos, tener el stock completo y no exagerar con los precios”, manifestó.
Otra parte del comercio popular late con los artesanos
“Esta temporada nos ayuda porque con el nuevo periodo escolar se reactiva un poco el trabajo. Nos encargamos de confeccionar uniformes, trajes, ropa deportiva y hasta vestidos religiosos”, relató Cecilia Ortiz Lozada, dirigente gremial.
La falta de apoyo gubernamental es un obstáculo. “Antes había centros artesanales donde se preparaban sastres y modistas. Hoy casi no existen”, dijo.
Ella asegura que necesitan créditos de BanEcuador y que la ciudadanía opte por lo local.
Entre costuras y esfuerzos silenciosos, comerciantes y artesanos de Latacunga sostienen la economía popular, con el anhelo de que la ciudadanía reconozca el valor de lo hecho a mano, de lo vendido con esfuerzo, de lo que tiene alma. GT
Para seguir leyendo EXPRESO sin restricciones, suscríbete aquí