
El arte circense cobra vida en una academia
Muchos niños soñaron alguna vez en huir con el circo. Sin embargo, para pequeños e incluso adultos del Puerto Principal, esto ya no será necesario, pues para aprender a descolgarse sobre el trapecio, caminar en el mástil chino e incluso aprender las ar
Muchos niños soñaron alguna vez en huir con el circo. Sin embargo, para pequeños e incluso adultos del Puerto Principal, esto ya no será necesario, pues para aprender a descolgarse sobre el trapecio, caminar en el mástil chino e incluso aprender las artes de los payasos, solo deberán ir hasta Urdesa Norte.
Ahí, en una vivienda con vista al estero Salado, se desarrolla Casa Circo, un proyecto de los artistas guayaquileños Miguel Ángel Zelaya, Cecilia Chen y Bárbara Fernandes.
Los amigos, quienes llevan a cabo distintas iniciativas en la urbe como el Circo Invisible, que se realiza en la avenida 9 de Octubre, decidieron unirse para fundar el espacio y finalmente contar con su sitio propio donde desarrollar su arte, algo que habían experimentado en el exterior.
Finalmente, Casa Circo abrió sus puertas durante la última semana de enero. Empezaron dictando sus primeros talleres para adultos en horas de la tarde y un vacacional para niños.
Hacen énfasis, no obstante, en que Casa Circo es una escuela de arte y no, explica Zelaya entre risas, ‘un gimnasio para “ponerse fit”.
“En Guayaquil no hay dónde aprender ese tipo de artes escénicas sin que estén relacionadas a la gimnasia. En Buenos Aires o Santiago es súper común encontrar sitios así. Nosotros queríamos eso, enseñar acrobacias sin que fueran parte de una rutina de gimnasio, sino puramente performático. Queremos rescatar y difundir el arte circense”, añadió.
Además de enseñar a sus adeptos técnicas como el trapecio, la lira y la acrobacia de piso, vitales para el circo, en el sitio también se ofrece danza aérea, comedia física y más.
“Queremos que este sea un sitio donde la gente pueda venir a aprender todo lo que esté relacionado con el circo, nos gustaría que esta fuera una gran escuela y que se fuera replicando en otros puntos de la ciudad, sea por nosotros o por otros artistas”, comentó Chen.
Las técnicas acrobáticas se dictan en el patio exterior, donde los jóvenes montaron una enorme estructura que se eleva sobre colchonetas y donde niños y adultos pueden dar sus primeras piruetas.
Al interior de la vivienda los jóvenes están edificando un pequeño teatro.
“Aún tenemos que hacer varias adecuaciones, pero esperamos continuar creciendo”.