Argentina y su crisis de gobernabilidad
La situación que vive Argentina preocupa a toda América Latina y al mundo entero. No hay que olvidar pertenece al llamado G 20, que agrupa los más importantes países.
No resulta fácil explicar cómo llegando a estar entre los diez de mayor desarrollo humano en el siglo XX, tenga una creciente pobreza que supera la tercera parte de su población, un incremento del desempleo, inflación descontrolada, un altísimo endeudamiento que vuelve muy difícil superar tan profunda crisis que rebasa lo económico e incide en la gobernabilidad, afectada por una radicalización de posiciones políticas que conspira para la solución de los agudos problemas que padece.
Las próximas elecciones en octubre aumentan la escasa posibilidad de un acuerdo nacional que viabilice una estabilidad democrática indispensable para la recuperación del país; se creará un ambiente controversial que desalentará la inversión, afectará la producción agropecuaria en que Argentina fue históricamente líder mundial en la producción de granos (cereales, trigo, soya, maní y subproductos derivados de ellos), uno de los más importantes en la exportación de oleaginosas y aceites, de carne de ganado vacuno, de crianza de ganado porcino y ovino, además de ser un productor y exportador de productos lácteos, vinos, frutas, té, un buen desarrollo industrial y tecnológico, todo lo cual hizo un país con una economía saludable y un buen nivel de bienestar de su población.
Lamentablemente la demagogia populista respaldada por múltiples organizaciones gremiales, formadas al amparo del caudillismo del expresidente J. D. Perón y sus esposas, ha ido minando la posibilidad de fortalecer un proyecto nacional democrático. Cualquiera que sea el triunfador de la próxima contienda electoral, las condiciones están dadas para avanzar en un progresivo deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población, lo cual repercutirá en América Latina, que tiene la lógica prevención de observar que Argentina pueda acercarse a una situación parecida a la que tiene Venezuela, convertida en exportadora de miseria y problemas para la región.