Los archivos de la corrupcion

Los 63.000 archivos detectados en la máquina de la hacendosa funcionaria encargada de generar la información de los pagos y sobornos en el gobierno de Rafael Correa constituyen un filón importante que pone en evidencia la convivencia cómplice entre el poder político y los empresarios que sucumbieron para amarrar sus negocios. Son culpables los unos y los otros, y ahora le toca a la vindicta pública recuperar valores, aplicar multas ejemplares y proseguir con las causas penales.

Queda demostrado que el ejercicio del poder absoluto corrompe absolutamente. Desde las altas esferas del poder se organizó la delincuencia como práctica de gobierno. Fue el complemento de los diezmos, los sobreprecios, las inversiones mal hechas y las coimas: todos configurando el hurto del dinero y la economía de los ecuatorianos. Los negocios públicos fueron degradados y la forma como los actores armaron sus transacciones quedó debidamente contabilizada, respondiendo a la consigna de “cuánto te doy, a cambio de qué”. Las consecuencias, podemos afirmar, van mucho más allá de los negocios corruptos, y las vivimos a diario con la reducción del bienestar.

Es la hora del rendimiento cabal de cuentas. Se acabó la parsimonia.