No mas arbitros vendidos

Que no crean los corruptos que porque este jueves empieza el Mundial de Fútbol, los ecuatorianos nos idiotizaremos y que por ello los delincuentes tras bastidores y tras las rejas, podrán hacer sus amarres para salir libres de sus fechorías. ¡No señores, eso ni de broma! No permitiremos más árbitros vendidos que nos arruinen el partido.

Los goles que los honestos queremos gritar son los que le tiene que meter la justicia a los audaces de la década robada, con cada sentencia ejemplar por concusión, cohecho, enriquecimiento ilícito, testaferrismo, lavado de activos, delincuencia organizada, evasión tributaria, tráfico de influencias y otras felonías más, que aún faltan por sancionar.

Hizo bien el Tribunal Penal de la Corte Nacional en negar el descabellado pedido de un soberano audaz sentenciado, de salir libre luego del grosero y comprobado atraco. Pero falta más, falta que devuelvan todo lo robado.

Sinceramente, los argumentos argüidos por la defensa técnica son increíbles, por fantásticos y fantasiosos. De seguro mis alumnos en las aulas de la facultad de Derecho los encontrarán divertidísimos, pero ni de lejos dignos del más elemental análisis jurídico.

Lo bueno de todo este protervo espectáculo, es que ahora, gracias a la justa y necesaria decapitada judicial, los ciudadanos respiramos libertad y esperanza, y con ello, desde el palco de los honestos, podremos tirarle mínimo un huevazo o un merecido insulto al “árbitro vendido”.

Hace unos días, en la “alma mater” de Guayaquil, un alumno mío me decía que era decepcionante ver cómo muchos quieren entrar al sector público únicamente para enriquecerse y que él quería entrar para servir; por ello esperaba que la justicia sancionase enérgicamente a quienes han desvirtuado tan noble vocación de servicio. ¡Qué gusto me dio escucharlo!, pues evidencia que la juventud también está harta, asqueada y cansada de ver tanto corrupto libre, y cómo insolentes sinvergüenzas planean pasar vacaciones un par de años en la cárcel, para luego salir a gozar de todo lo robado que tienen sus testaferros y sus parientes.