Apatia electoral

Estamos en pleno proceso electoral. Desde hace una semana el recién estrenado Consejo Nacional Electoral-CNE convocó para el 24 de marzo próximo a elecciones de autoridades seccionales y para elegir, por primera vez, al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social-Cpccs; también emplazó la etapa para inscripción de candidaturas. Pero frente a plazos rígidos programados por el CNE se observa y siente una cierta apatía por parte de los partidos y movimientos políticos a todos los niveles, que no sabemos si es una consecuencia de diez años de abuso del personalismo en lo político y de que se repitan los “amarres” del caudillo y su pandilla, o de desconfianza al continuismo rupturista y su alianza con opositores sin propuestas y ausencia de liderazgos, pero preñados de odios y de una sospechosa ética pública. Pensamos que han coadyuvado a esto también varios acontecimientos, como son: el corto tiempo prolongado del CNE-T, encabezado acertadamente por Gustavo Vega, que trabajando a toda máquina no logró dejar arreglados todos los aspectos de un complejo proceso electoral, particularmente en lo relacionado a la debilidad estructural de partidos y movimientos, y la ausencia de capacitación política a las bases y cuadros, como la necesidad de modificar algunos aspectos del Código de la Democracia. A ello se agrega la imprudente opinión personal del presidente del Cpccs-T sobre la desaparición constitucional del Consejo que preside. Él como “conservador progresista” sabe bien que nunca ha habido mecanismos reales y viables de participación social para las clases subalternas. A nuestro criterio, es lo más novedoso y válido de la Constitución, aunque lamentablemente el caudillo y su pandilla lo hayan desacreditado y manipulado para sus protervos intereses. Se deberá, próximamente, modificarla para que solo se especialice en la participación y control social, y no seleccione a ninguna autoridad.

Necesitamos que se dinamice el proceso electoral, para que en el debate político se traten no solo los problemas seccionales, sino también los del sistema político, en un ambiente propositivo y con altura.