Desconsuelo. Hermana de Luis, su tía y un compañero de los jóvenes fallecidos lamentan la tragedia.

Por amor ofrendo su vida en un vuelo ilicito sin retorno

Funeral. Los familiares, amigos, vecinos y conocidos acompañarán al funeral que se realizará en la mañana de hoy, 1 de marzo.

Por amor, Marco Pichasaca, de apenas 17 años de edad, habría dado su vida en su intento por volar hasta Estados Unidos, donde estaban su amada y su niña de apenas cuatro meses. En el sueño lo acompañó su primo, Luis Chimbo, de 16. Los dos muchachos eran de Cachi, una parroquia del cantón El Tambo, Cañar, en la serranía sur del país.

Ahí el llanto y el dolor se mezclaron con los cánticos ancestrales en quichua. Segundo Chimbo, padre de Luis, dirigía el rito. Era la evocación a la energía de los ancestros y abuelos, para que recibieran a los espíritus de los adolescentes.

Eran las 00:40 de ayer, cuando los féretros con los cuerpos de los adolescentes llegaron hasta la vivienda de uno de los tíos de los muchachos, para el velorio.

La reunión de los amigos, vecinos, parientes y conocidos de los fallecidos se hizo en una vivienda pequeña y humilde: de dos o tres cuartos (incluida la cocina) y construcción de bahareque con carrizo.

Magdalena Shogllo, orientadora vocacional de la unidad educativa en donde Marco cursaba el cuarto año de básica y Luis el noveno, dijo: “Alguna vez Marco me comentó su sueño de viajar al exterior, pero nunca nos imaginamos que sería de esta manera”. Además, aseguró que la adolescente, novia de Marco, viajó de manera legal, pues sus familiares son residentes y ella tenía una visa otorgada por el Consulado norteamericano.

En el velorio, los comuneros resistían el frío, que rondaba los dos o tres grados centígrados, sirviéndose unos draques: agua caliente de canela con trago, típico de la zona. A un costado, Manuel Chuma, amigo de la familia, suponía en voz baja: “Los chicos deben haber visto alguna película donde aprendieron esas formas peligrosas de viajar en un avión”. Después, se lamentó porque no volverá a saludarlos, como hasta ese domingo en la tarde (última que los vio) lo hizo. Estrella Chimbo, hermana mayor de Luis, manifestó que su hermano y su primo siempre ayudaban en las tareas agrícolas y en la noche iban al colegio. Agregó: “Mi hermano muy poco conversaba conmigo, porque no me gustaba que los dos se vistan como los ‘Emo’”.

En la habitación de Marco sobre el piso de tierra quedaron unos zapatos deportivos de distintos colores: uno verde y blanco, junto a una fotografía de su pequeña hija. En la de Luis solo quedó su ropa amontonada sobre la cama.

El día que los muchachos salieron llevaron consigo dos mochilas, dos chompas y un billete de $ 10 cada uno en el bolsillo de sus pantalones.