America Latina dividida

Es preocupante para quienes creemos en la democracia como el mejor sistema de gobierno, la acentuada radicalización de posturas políticas en América Latina. Las últimas elecciones en Colombia y las próximas en México, revelan una dicotomía a favor o en contra de una propuesta, de una candidatura, situación derivada de una desmesurada confrontación en estos primeros años del siglo XXI.

Las polarizaciones reducen la actividad política a una retórica donde no queda espacio para los intereses del país, todo se limita a percepciones parcializadas, a las ambiciones y conveniencias de grupos que disputan canonjías, mientras el hambre, la desnutrición y el desempleo siguen creciendo. La razón, la lógica, la comprensión, las convicciones, están ausentes del debate; lo que sí florece es la corrupción y el espurio negocio del narcotráfico.

En ese ambiente solo queda un dilema: escogemos la vía de la democracia o la del autoritarismo. La situación que viven Nicaragua y Venezuela constituyen un elocuente testimonio del daño que causan los totalitarismos: se abusa, se encarcela o mata de hambre o a bala a quienes no están de acuerdo con ese sistema, obligando a emigrar a sus habitantes. Afortunadamente hay países en la región como Uruguay, Chile, Costa Rica, con democracias sólidas.

Los sueños libertarios de Bolívar, Alfaro, Martí, Sandino, son utilizados por un populismo en su versión más degradada, imponiendo sus falacias.

La última elección de presidente de la Asamblea General de la ONU, mostró a una América Latina dividida, con la acusación a Ecuador de incumplir un compromiso con Honduras. ¡Cuánta diferencia con la elección hace 45 años de Leopoldo Benites!, hecha por unanimidad por su destacada labor como representante de Ecuador en ese organismo.

Unasur ha fracasado, solo quedan un lujoso edificio costeado por los ecuatorianos, unos pocos funcionarios con altos sueldos y el oprobio de haber -por motivaciones politiqueras- erigido un monumento al expresidente argentino Néstor Kirchner, acusado ante la justicia de su país de acumular una cuantiosa fortuna con su esposa e hijos.