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Guayaquil tiene que ser rescatada, ¡urgentemente!, de la delincuencia. La iniciativa de la alcaldesa para tratar el tema de la inseguridad tuvo buena acogida y logró reunir a representes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como a la Fiscalía y a las fuerzas públicas, ante el repunte delictivo en la ciudad.

Este ha sido un primer paso. Un encuentro para la declaración de un objetivo común que solo se alcanzará con el trabajo coordinado de todas las autoridades asistentes, quienes de forma inmediata deberán presentar una agenda de trabajo para demostrar a la ciudadanía que dicha reunión va más allá de las buenas intenciones. La alcaldesa, como representante de la comunidad guayaquileña, es la llamada a liderar y a presionar hasta que los cambios necesarios en las leyes, en la dotación a la Policía y las acciones conjuntas se den, y en el menor tiempo posible.

Asaltos, robos, violencia, en el día y en la noche están sumiendo a Guayaquil en el caos, con la consecuente afectación de locales comerciales, restaurantes y lugares turísticos y de diversión, además del deterioro de la calidad de vida, pues la población termina encerrándose para velar por su integridad, sin salir a consumir o a recrearse. Un círculo vicioso que anula cualquier viso de progreso y bienestar.