Diversión. Aunque confiesa que no es muy bueno en el billar, esta actividad le permite relajarse a Alfredo Arias.

Alfredo Arias, mas alla de la cancha

El uruguayo se confesó con EXPRESO. Antes de ser entrenador, tuvo una pizzería y parrillada

El año 2008 marcó un antes y después en la vida de Alfredo Arias. En 1987 puso fin a su carrera como futbolista (delantero) en el Tampico Madero de México y poco después instaló un negocio de pizzería y parrillada en Ciudad de la Costa, Uruguay.

Un día cualquiera de 2008, estando en su local, vio un partido de la Liga española y el bichito del fútbol volvió a picarle. “Era el fenómeno (Pep) Guardiola y Barcelona. A mí siempre me gustó el fútbol bien jugado, disfruté viendo a Rocha, Spencer, Cubilla... pero resulta que a mí me tocó una etapa en la cual se luchaba más lo que se jugaba. Ese estilo me enamoró y decidí hacer el curso (de entrenador), sin descuidar el negocio que durante tanto tiempo me permitió darle de comer a mi familia”, recuerda.

Viajó a España y aunque no pudo estar en la Masia (el centro donde se forman las nuevas estrellas del FC Barcelona), se fue alimentando de aquel fútbol de posición y presión que siempre intenta plasmar en sus equipos y que esta temporada le permitió darle la estrella 14 al Club Sport Emelec.

Comenzó su nueva carrera en el Montevideo Wanderers, primero tomando una división formativa y luego siendo promovido al primer equipo, con el que se coronó campeón en el Torneo Clausura 2014.

Ese es solo uno de los aspectos desconocidos del técnico campeón, quien le contó a EXPRESO otros detalles inéditos.

Aunque se confiesa muy abierto en sus gustos musicales (escucha: tango, rock, reguetón, salsa, etc.), su cantante favorito es el cubano Silvio Rodríguez, cuyas composiciones son una auténtica lección de vida.

Lee muchos libros de fútbol y fueron estos los que le ayudaron a sobrellevar los momentos a solas, mientras intentaba moldear al Bombillo para que sea el equipo que él quería.

“En Ecuador conocí la soledad. Es muy duro salir del estadio con un resultado adverso y no tener a alguien que te ayude a manejar esa carga. Afortunadamente, en estos últimos meses mi señora (Renee) y mi hija (Ximena) se fueron alternando en sus visitas a Guayaquil y eso me sirvió mucho, como a cualquier persona que valore lo que tiene”, acota.

Arias es muy hogareño. Cuando no está dirigiendo, apenas sale a comprar algo para cocinar o cubrir las necesidades básicas. El sitio turístico de Guayaquil que más le gusta es el Malecón 2000

Como buen uruguayo gusta de los asados, pero hay un plato de la gastronomía ecuatoriana que lo sedujo: la menestra.

En la concentración azul realiza varias actividades para distraerse, una de ellas el juego de billar, aunque confiesa que no es muy bueno en eso. Allí la hegemonía la disputan Osbaldo Lastra y Fernando Gaibor.