Adaptarse para triunfar

La tecnología no perdona a las empresas aletargadas, es el mecanismo más perfecto de depuración de la gerencia. Las que no se actualizan son reemplazadas por las que viven el futuro. Cuando apareció el automóvil, desaparecieron los herreros que hacían millones de herraduras para caballos. Lo mismo pasó con los fabricantes de discos y luego con los de ‘cassettes’, fueron reemplazados por la música digital. La comunicación cablegráfica desapareció con el télex, luego vino el fax y más tarde el actual correo electrónico. Los fabricantes de rollos de fotos desaparecieron con la foto digital. Kodak, tiempo atrás una de las empresas más grandes de EE. UU., ahora es pálido reflejo, lucha por sobrevivir. Blockbuster, cadena de tiendas de alquiler de películas, la más grande del mundo, llegó a tener miles de puntos de venta, pero desapareció con el surgimiento de Internet. Las cadenas de librería pasaron de locales normales de venta a megalibrerías; después han sido duramente golpeadas por Amazon, la empresa que revolucionó la venta por Internet.

Cuando viajaba a la ciudad de Nueva York encontraba el tiempo para visitar las librerías en Manhattan. Estaban en la Quinta Avenida, desde la calle 44 hasta la 59, donde comienza el Central Park. Había incontables libros y revistas; tomaba horas seleccionar lo que se quería comprar. Hoy, a través de Internet la productividad en la selección ha aumentado considerablemente. No todas las librerías han desaparecido, ni creo que ello sucederá. Muchas personas prefieren leer de un libro en sus manos, que hacerlo de una pantalla. Las que quedan, se han modernizado, tienen sección que expende café, dulces, etc.

No hace mucho tiempo la centenaria revista estadounidense Forbes, creada por B. C. Forbes y manejada por tres generaciones de la misma familia, cambió de propietarios por segunda ocasión. Habiendo sido ícono de publicación para empresarios y creadora de ‘rankings’ como el de las personas más ricas del mundo, fue vendida por la décima parte de lo que costaba en sus años de gloria. En la actualidad está en manos de un millonario de Tailandia.