Primero la verdad
La campaña política que tiene ocupados a los 80.000 candidatos que existen a nivel nacional y preocupados a todos los ecuatorianos, no difiere ni en el fondo ni en la forma a las anteriores. Sigue prevaleciendo la oferta simplista de solucionar los problemas que aquejan a la sociedad, sin precisar cómo y con qué recursos se lo hará y lo más importante, si cumplirán con su palabra. Por los antecedentes que se tiene, normalmente todo queda en promesas, hechas con el único propósito de obtener votos para ganar la elección, sin meditar que es el votante el que financia su promoción.
No desconozco que existen excepciones de aspirantes que proceden con sinceridad. Lamentablemente los más “duchos” saben que al pueblo llano le gusta oír lo que le conviene y no las dificultades que rodean la situación en que se encuentra. Los aspirantes a dirigentes olvidan la frase sentenciosa de Bolívar: “no pertenecen a la historia ni la mentira, ni la falsedad”. Un buen dirigente debe advertir que solo obrando con apego a la verdad, ideales, convicciones, valores, construye un liderazgo que trasciende, comprendiendo que en la vida “hay que dar al César lo que es del César, pero preferir la verdad”, como lo señalaba el estoico Séneca.
Mientras el Ecuador y América Latina se sigan autoengañando, continuarán en el subdesarrollo. La verdad exige amor apasionado por lo que se dice y hace, coherencia entre el dicho y el hecho. La persona que no actúa como piensa, terminará fatalmente pensando de la misma manera que actúa, y si actúa mal también terminará pensando mal, afectando irreversiblemente su conducta e ideas. Hay que aceptar que no hay mayor heroicidad en el ser humano que la lucha por la verdad, como lo sostuvo con gran claridad mental el premio Nobel, el escritor francés Albert Camus.
No es fácil definir la verdad, filosóficamente Aristóteles la definió como aquella que se corresponde con la realidad. La verdad debe ser sustentada, demostrada, documentada; tiene que ser objetiva, en ningún caso subjetiva, por ello es duro investigarla, muy duro decirla y mucho más duro decirla a quien no quiere oírla.