
Los accidentes en la ciudad, sin un ‘Pare’
Uno de los retos de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) cuando asumió esta competencia, en agosto del 2015, fue reducir el índice de accidentes en las vías de Guayaquil.
Uno de los retos de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) cuando asumió esta competencia, en agosto del 2015, fue reducir el índice de accidentes en las vías de Guayaquil.
Durante ese año se registraron 4.072 siniestros, siendo el exceso de velocidad una de las principales causas.
La instalación de fotorradares, operativos para detectar y sancionar a los conductores alcoholizados, y el rediseño de varias vías fueron parte de la estrategia de la ATM para disminuir los accidentes durante 2016.
Sin embargo, el año finalizó con 4.722 siniestros, lo que evidencia un aumento de 16 %. Es decir, las cifras van en sentido opuesto al objetivo de la ATM.
El comandante de la entidad, Luis Lalama, está consciente de los problemas del tránsito aunque, por otro lado, cree que debe tomarse en cuenta el poco tiempo que tienen al frente.
El oficial se refirió al plan que se desplegará durante este año, con el fin de bajar las cifras negativas en esta área.
Cita como ejemplo la utilización de fotorradares móviles, cámaras y vehículos equipados para el control de los malos conductores.
También enumera la semaforización, señalización y la división de carriles para una mejor circulación.
Otras tareas que se van a ejecutar son la identificación y el correctivo de las vías con un mayor reporte de siniestros.
“Pero es un trabajo de corresponsabilidad entre la ATM, la ciudadanía y los conductores para obtener resultados favorables”, dijo Lalama.
El especialista en Movilidad, Jorge Adum, concuerda en que, al menos, el 90 % de los accidentes de tránsito son responsabilidad del conductor.
Pero añade que aquello es consecuencia de que no existe un verdadero programa de educación vial. “Es verdad que se realizan campañas, pero son temporales y la mayoría la encabezan estudiantes”, indicó, aludiendo a los programas extracurriculares de los colegios.
Coincide con la instalación de equipos “pero que sean destinados a un verdadero control, más no como un mecanismo para cobros”.
Otro punto en el que falla la ATM, sostiene Adum, es que solo se hayan destinado 40 horas en la capacitación de los conductores de servicio público. “En otros países se habla de nueve meses antes de tomar el volante de un bus”.
El representante del Colectivo Tejido Social de Guayaquil, Gelacio Mora, coincide en la necesidad de que la ATM cuente con una verdadera dirección de Educación Vial, cuya labor empiece en las aulas.
Sugiere que se auditen las alianzas con las escuelas de conducción, “ya que no solo deben enseñar al futuro conductor a tomar un volante sino concienciar sobre la precaución y el respeto a los demás”.