El aborto se confiesa en las iglesias locales

El aborto se confiesa en las iglesias locales

En Guayaquil, el padre Douglas Bohórquez, especialista en Teología Moral y párroco de la ‘Preciosísima sangre de nuestro señor Jesucristo’, señaló que en la ciudad sí hay casos de personas que han interrumpido un embarazo y buscan el sacramento de la p

La Iglesia católica finalizó el pasado domingo el Jubileo de la Misericordia, un año que dejó como legado, entre otras cosas, que todos los sacerdotes puedan absolver el pecado del aborto de manera indefinida, algo que antes solo podían hacerlo obispos, delegados o el sumo pontífice.

Esta disposición, que se extiende a todos los involucrados en un aborto, fue declarada por el papa Francisco en la carta apostólica ‘Misericordia et misera’ y ha abierto un nuevo debate en las esferas sociales.

En Guayaquil, el padre Douglas Bohórquez, especialista en Teología Moral y párroco de la ‘Preciosísima sangre de nuestro señor Jesucristo’, señaló que en la ciudad sí hay casos de personas que han interrumpido un embarazo y buscan el sacramento de la penitencia.

“Con la disposición del santo padre, la ayuda es más cercana, más fácil. Hombres y mujeres que han cometido el pecado se han acercado al sacramento de la penitencia, se muestran arrepentidos y tras la confesión se muestran agradecidos porque los acogemos”, indicó.

Según el Código de Derecho Canónico, el aborto procurado constituye un delito contra la vida e incurre en la pena de excomunión.

El sacerdote resaltó que para que una persona sea excomulgada se deben cumplir tres condiciones: que sea mayor de 18 años, que el aborto fuera provocado o aceptado voluntariamente y que se conozca la norma canónica.

Otros pecados que van unidos a una pena canónica son la profanación de la eucaristía o la simulación de la celebración de un sacramento, pero la Iglesia considera al aborto como el más grave porque significa la muerte de un inocente.

Bohórquez señaló que la formación católica es importante para que se tenga conocimiento de la pena y por tanto, que puedan buscar el perdón.