Aberracion III

La ley de ideología de género no es sino una evidente y grotesca alquimia talámica que pretende arrasar con lo ético, lo moral, lo conveniente, lo racional y lo justo. Debemos estar atentos y con espíritu combativo ante el intento de camuflar esta bestialidad filosófica como si fuese parte de una neopolítica educativa.

Del Carchi al Macará marcharemos por calles y plazas para hace entender al señor presidente, que somos los responsables de nuestros hijos y por ende, amos de la verdad; y que con la valentía, fortaleza y espíritu combativo que nos ha caracterizado a lo largo de la historia, exterminaremos toda ideología que pretenda introducirse como política pública en materia de educación, triturándola e incinerándola.

Distingamos entre lo malo y lo bueno, entre la corrupción de la cual tenemos espectaculares ejemplos luego de esta década de saqueo y latrocinio, entre la verdad y la mentira, entre el hombre y la mujer, frente al invento maquiavélico de variantes sexológicas. El hombre y la mujer son ejemplos maravillosos de los milagros de la naturaleza y deben defender su posición a rajatabla para no caer aceptando y tolerando la antinatura, en lugar de vivir honrando principios y valores.

La longevidad se estrella si tempranamente claudicamos de nuestros principios y pasamos a vivir entre el fango y la miseria de la monstruosidad filosófica. Los grupos denominados GLBTI, merecen toda consideración y respeto basados en la autodeterminación de los individuos y deben haber notado, al organizar las marchas del Orgullo Gay, la ausencia de contramanifestaciones. Por ende, resulta un atropello intolerable el que se hayan permitido enjuiciar a prelados de nuestra Iglesia, que jamás los han combatido. Deben todos recordar por sanidad elemental: ¡Con nuestros hijos no se metan!

Que este aporte seriado sobre un tema tan controversial nos haga abrir los ojos y el entendimiento para aceptar que la única forma de garantizar la sobrevida de nuestra especie, es la de tener una mente cosmopolita y mantener un respeto absoluto, personal e intergeneracional.

Y sigo andando...