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Usuarias de un restaurante en Guayaquil utilizan sus celulares para aceder al menú a través del código QR, eso se hace ahora por bioseguridad.Amelia Andrade

2020: El gran salto hacia la revolución digital

El celular, la computadora y demás tecnologías han sido de gran ayuda en esta emergencia

En este 2020, nuestra vida ha cambiado radicalmente con medidas de bioseguridad como la del distanciamiento social. Tuvimos que adaptarnos a la teleducación, al trabajo en línea y a satisfacer nuestras necesidades desde casa. Todo esto ha sido posible gracias a la tecnología.

Avances como la robótica y la inteligencia artificial nos han venido ayudando a solucionar problemas y hacer nuestra vida más cómoda, pero en estos días la tecnología ha sido fundamental frente a la emergencia sanitaria. Instituciones académicas y compañías se han unido para producir insumos para el sector salud, desarrollar plataformas de monitoreo de los brotes, aplicaciones que evalúan el riesgo de complicaciones por Covid y chat box que resuelven dudas de la gente.

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Sin duda la tecnología nos permite vivir mejor y, definitivamente, ha sido y será de mucha ayuda en la nueva normalidad, afirman expertos como María José Serrano, coordinadora de Educación y Tecnologías de la Empresa Pública de Educación y Acción Social, del Municipio de Guayaquil.

“¡Es algo tremendamente increíble. En el tema educativo ha sido un impacto muy fuerte ver la necesidad tan grande que existe de contar con dispositivos tecnológicos y además con la conectividad necesaria para poder tener acceso a la educación”, explica.

Este “gran salto” al mundo digital, como lo califica también Bruno Sánchez, experto en seguridad informática, está en todas partes. Por ejemplo ahora muchos restaurantes, por bioseguridad ya no ofrecen la carta en forma física. Los clientes requieren de un dispositivo que tenga la capacidad de lectura de códigos QR para poder acceder al menú.

Cosas como esas resultan extrañas, novedosas y a la vez frustrantes, por ejemplo, para quienes han estado ajenos a la cultura digital o han nacido análogos, sobre en todo en Ecuador, que tiene un retraso importante en la implementación de la digitalización.

La llamada cuarta revolución industrial, la revolución digital, calificada así desde 2012 en una feria en Alemania no había llegado al país, según Caterina Costa, presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil, hasta que llegó la pandemia.

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“Para evitar la ‘para’ en las empresas, el teletrabajo fue una de las primeras cosas que hubo que ver, y como gremio defendimos el rol de las compañías de telecomunicaciones, a las que se quería afectar con el no pago de planillas o ponerle impuestos. Al final afectaría a todos”, recuerda.

Los propios servicios del comercio, por ejemplo a través de las plataformas web, era algo que tampoco se había desarrollado mucho. Incluso al inicio de la pandemia colapsaron, pues habían algunos que permitían que uno haga las compras de supermercados pero no funcionaban.

Por eso lo que se ha visto este año es que los proyecto más importantes que tienen las industrias se relacionan a lograr más eficiencia y productividad, utilizando herramientas tecnológicas. Es la única forma de poder superar esta crisis.

En ese sentido, Costa sostiene que a estas alturas ya puede verse una transición entre procesos muy manuales y lentos hacia la robótica, impresión 3D, Big data, y además ya se ve a las empresas utilizar la información que se genera para lograr avanzar más.

Las actividades comunes del día a día tampoco hubieses sido factibles en estos meses de coronavirus de no ser por la internet y las computadoras y tablets.

Ha unido a las familias

Serrano y Sánchez recuerdan que gracias a estas herramientas incluso hemos podido estar en contacto con nuestros familiares durante el confinamiento.

“A la familia se la pudo visitar por zoom o por una llamada telefónica y la tecnología ayudó a comprar los víveres a través de aplicaciones por el celular”, comenta el experto.

En efecto, las compras, las sesiones escolares, las reuniones, los conciertos y otros eventos virtuales o en línea han permitido la seguridad sanitaria y han ahorrado tiempo a la gente.

Sánchez aclara que ese es solo uno de los “tres grandes disparadores de la tecnología” en esta época de crisis. Los otros dos han sido: la posibilidad de desarrollar una cura, una vacuna contra la Covid en un año o menos; y la posibilidad de pronosticar y controlar mediante aplicaciones, el impacto del virus.

“A la familia se la pudo visitar por zoom o por una llamada telefónica y la tecnología ayudó a comprar los víveres a través de aplicaciones por el celular”

“Ejemplo de esto último es China, que si bien fue el primer epicentro de la pandemia, desarrolló una aplicación, embebida en el whatsapp de ellos, que creó un cerco epidemiológico en línea de todos los contagiados y las personas que interactuaban con ellos. Es por eso que no escuchamos un rebrote en China”, recalca el especialista en informática.

Reformas a la legislación

Sin embargo, no todo ha sido positivo en lo relacionado con la revolución digital que estamos viviendo. Caterina Costa asegura que aunque la tecnología democratiza el acceso a la dinámica económica y a las cadenas productivas, Ecuador requiere “reformas importantes” en nuestra legislación, “pues tiene una carga excesiva de tramitología y de los costos que eso genera”.

María José Serrano afirma que en el campo de la educación, la brecha que ya existía se ha abierto mucho más con la digitalización. “Muchas personas que no han tenido eso y han contado cien por ciento con la educación presencial se han quedado ahí -comenta la experta-, y eso es algo en lo que tenemos trabajar mucho”.

ESTAR ALERTAS A LA CIBERDELINCUENCIA

Uno de los aspectos negativos que se están dando con una mayor digitalización en nuestras vidas es el aumento de la ciberdelincuencia. Al cambiar nuestra forma de desarrollar las actividades, ya no vamos a la tienda de la esquina o al supermercado sino que utilizamos más las aplicaciones para hacer las compras de víveres y otros productos; y en lugar de ir al banco pagamos a través del celular.

Todo eso está generando que los hackers o piratas informáticos estén cada vez más al acecho de sus presas, que en este 2020 pandémico se han multiplicdo de forma extraordinaria.

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“Muchos se han provechado de esta circunstacia y en la pandemia ha habido un incremento del 96 %, según un reporte de Sophos Group, un fabricante de seguridad líder en el mundo y esto es justamente porque se redujo a cero el canal tradicional y se buscó el canal digital”, comenta Bruno Sánchez, experto ecuatoriano en seguridad informática.

Sánchez recomienda tomar medidas para evitar ser sorprendido por esta gente del bajo mundo digital.

ALIADA DEL TRABAJO Y LA ENSEÑANZA

L a tecnología nos ha permitido ver cuántas cosas se pueden ahorrar en el factor tiempo. “Por ejemplo en el teletrabajo hay una gran frase que hasta memes tiene, que dice: ‘Esta reunión pudo ser un mail’, comenta María José Serrano, coordinadora de Educación y Tecnologías de la DASE.

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Una maestra dando clases desde su casa. Sin las herramientas tecnológicas no hubiese podido conectarse.Miguel Canales

En efecto, con reuniones vía Zoom u otras plataformas se pueden resolver muchas cosas, sin necesidad de movilizarnos físicamente y gastar recursos. También es hora de las plataformas educativas , intuitivas, que permiten poder tener acceso al manejo de enseñanza y la autoenseñanza.

“Durante estos meses en los que estuvimos prácticamente encerrados, tuvieron auge las plataformas de autoaprendizaje como ‘Doméstica’, o fundamentos básicos de fotografía, donde la gente entraba para poder al menos distraerse con estos cursos que no costaban más de 10 dólares”, recuerda Serrano.

La funcionaria del Municipio de Guayaquil aclara que en cuanto a enseñanza, lamentablemente aún “hay mucho que hacer para incluir a tanto docente y estudiante que, por diversas circunstancias, no está siendo incluido en la revolución digital. Ella habla de las aulas invertidas o la educación blender, que combina los encuentros asincrónicos con los presenciales (sincrónicos), tomando las ventajas de ambos tipos de aprendizajes

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