Como evidencia de los continuos accidentes de tránsito que ocurren de manera continua en esta autopista están los cerca de seis postes tirados en ciertos tramos.

Los 10 km de una autopista en los que hay poco control

La ATM determina que en las horas pico por los dos carriles de servicio de la autopista circulan 1.500 carros y por los tres carriles de velocidad viajan 3.500.

Hay tramos en los que la autopista Narcisa de Jesús Martillo Morán luce una absoluta ausencia de viviendas urbanas. Casi no hay barrios y el panorama en estos puntos suele ser desolado y monótono. Pero hay sectores donde hay más de tres urbanizaciones juntas y entonces crecen las actividades humanas.

Lo que sí es permanente a lo largo de los 10,5 kilómetros que tiene esta avenida es el continuo cruce de vehículos. Ubicada en el sector norte de la ciudad, por ahí transita una gran parte de los buses del transporte interprovincial que entran y salen de la Terminal Terrestre ‘Jaime Roldós Aguilera’ y otras tantas líneas de buses urbanos que van de un extremo a otro de la ciudad, además de vehículos particulares.

Quizá por esa ausencia de barrios en ciertas zonas es que solo haya tres pasos peatonales elevados. Los separa una distancia de 3 y 5 kilómetros.

Es por eso que Susana Gutiérrez, una de las habitantes de la urbanización Guayacanes, se ve obligada a cruzar corriendo los 12 carriles que tiene esta avenida. Lo hace de tramo en tramo, esperando que el tránsito vehicular sea menos intenso.

“No es fácil y es además peligroso, pero hay que hacerlo, de lo contrario tengo que caminar hasta casi dos kilómetros para encontrar el paso peatonal más cercano”, dice esta vecina.

Guayacanes está en el extremo oeste de la avenida, junto hay otros barrios como Sauces IV, Brisas del Norte, Limonal, Acuarela del Río, la cooperativa de vivienda Juan Pueblo.

A medio camino de la carretera hay otro punto poblado. Ahí convergen Los Vergeles y Los Geranios. “Solo el que tiene suerte vive junto al paso elevado. Los que no, debemos cruzar la avenida y correr para evitar ser aplastados por los carros”, dice Moisés Ramírez.

Aunque es cierto que entre paso peatonal hay mucha distancia, en los sectores donde los hay no todos los usan. Sucede a la altura de Metrópolis 1 y 2. Ahí está la unidad del Milenio ‘Alfredo Vera Vera’.

Es común ver a las horas de ingreso y de salida a alumnos y padres atravesando al apuro la autopista, en lugar de usar el paso peatonal que está a 50 metros de la puerta de ingreso.

“Las personas son cómodas. Se exponen a un accidente en lugar de usar el paso elevado”, dice Johanna Martínez, quien reside en Metrópolis 1.

Hay necesidad de cruzar la autopista porque de ambos lados circulan los buses que viajan hasta el centro de la ciudad.

Los habitantes de ciudadelas como Mucho Lote 2, Victoria del Río, Paraíso del Río, La Perla, La Romareda y Jardines del Río deben avanzar hasta el paso elevado que está a más de un kilómetro de donde residen.

De lo contrario, deben lanzarse en un cruce audaz por una autopista que entre vereda y vereda tiene cinco carriles, con 5.000 carros que cruzan de norte a sur, en horas pico.

Una avenida en la que los rangos de velocidad son de 70 km/h y 90 km/h, pero hay conductores que exceden de 100 a 135 km/h.

“Los postes dañados que hay en algunos tramos de la avenida no me dejan mentir”, dice Susana Gutiérrez.