Editorial | Lecciones de EE.UU. a la justicia de Ecuador

Mientras en Ecuador la justicia demuestra incapacidad para llamar a juicio a acusados, en Estados Unidos van presos

Una vez más, la justicia norteamericana desnuda lo que la justicia ecuatoriana no se atreve a tocar. Las recientes indagaciones iniciadas por Estados Unidos sobre la fortuna amasada por una treintena de proveedoras de insumos hospitalarios revelan la verdadera magnitud de la delincuencia organizada que, en Ecuador, ofertó equipos y medicamentos con aparente sobreprecios, por décadas. No son una, ni dos, ni tres sino toda una red de firmas que continúan campantes y fuera del radar de Fiscalía.

La actuación del país del norte no es aislada. Ya vimos una lección similar con el caso Isspol. Mientras acá la justicia demostraba incapacidad para llamar a juicio a los acusados, en Estados Unidos iban presos, se congelaban sus fortunas y se lograban confesiones sobre la trama delictiva. Pero, ¿qué explica esta diferencia ? La falta de capacidad -o de voluntad- para investigar es tenebrosa y sigue dejando interrogantes sobre la independencia y efectividad del sistema judicial, que aún está lejos de iniciar un real proceso de saneamiento.

 El país merece y necesita una justicia que funcione, que investigue sin temor y que sancione sin privilegios, sin importar el poder económico o político de quienes delinquen. No lograrlo es seguir matando la credibilidad y confianza insticionalidad, solo siendo testigos de quienes hacen el trabajo que corresponde.